*Amlo tiene un Resentimiento enfermizo
*La destrucción del México que tanto tiempo nos
ha costado construir, está en camino.
*El desastre estará a la espera en el corto plazo si no
somos capaces de construir una nueva mayoría en la
Cámara de Diputados.
Enviado por Vladimir Galeana.-
La circunstancia que estamos viviendo como país es inédita. Nunca antes habíamos vivido un exacerbado centralismo como ahora ocurre. El afamado Pacto Federal al que tanto nos referíamos en el discurso ha dejado de existir.
Y puede seguir estando vigente en la letra de la Constitución De los Estados Unidos Mexicanos, pero hasta ahora los hechos muestran y demuestran que nuestro entramado legal ha cambiado, y lo peor es que ha cambiado para mal utilizar a las instituciones ahora sometidas a los caprichos de un hombre que se siente predestinado para realizar uno de los cambios históricos más profundos de esta nación.
El problema es que hasta ahora no cuenta con esos hombres y mujeres que cumplen con las funciones ideológicas cuando los cambios sociales se hacen presentes.
Quizá el más preparado de toda la casta de elementos que conforman el Congreso de la Unión y hacen la mayoría siga siendo Porfirio Muñoz Ledo, quien a pesar de su edad ha tratado de enderezar el camino del Movimiento de Regeneración Nacional hacia los canales institucionales de un sistema político y administrativo que conoce profundamente, porque ha sido uno de sus más importantes miembros en la historia política reciente del país.
Hasta ahora lo único que han mostrado los integrantes del actual régimen es una insólita habilidad para derribar el esquema político sin saber hacia dónde quieren llevar al país.
Lo que hemos percibido los mexicanos es un desorden administrativo y una insólita cualidad de los elementos de mayor confianza de quien detenta la Presidencia de la República, para hacer lo que tanto criticaron de los demás.
Los negocios al amparo del poder se siguen realizando de manera cínica y descarada, pero el problema es que aquellos que se dijeron diferentes salieron peor de voraces que los de antes.
El saqueo ha sido cínico y descarado no tan solo de los principales funcionarios del actual régimen, también tenemos que padecer a los voraces familiares del Presidente de la Republica.
Y en esa circunstancia se incluyen sus hijos, que ahora son prósperos empresarios inmobiliarios que detentan diversas propiedades en la Colonia Condesa de la Capital de la Republica, una concesión en uno de los paraísos del sureste para implementar un desarrollo turístico financiado seguramente por las arcas públicas del país, porque hasta antes de la llegada de su progenitor al poder no tenían oficio ni beneficio.
Si de algo no tenemos duda los mexicanos, es que Andrés Manuel ha seguido fielmente el librito que llevó a Venezuela a convertirse en un país de pobres pese a estar asentados en una de las zonas más ricas del planeta en materia petrolera.
Y eso fue lo que motivó al inquilino de Palacio Nacional a prohibir la explotación de las energías limpias a cambio de hacer una refinería inviable en Dos Bocas, que hasta ahora lo único que ha mostrado es que el proyecto será uno de los mayores desastres de la historia de este país.
Sin lugar a dudas, al resentimiento enfermizo que ha manifestado en diversas ocasiones Andrés Manuel López Obrador con aquellos que ha culpado por no entregarle la Presidencia de la Republica, es lo que lo mueve a realizar actos de venganza sin entender que lo único que está haciendo es destruir las instituciones que le permitieron en el uso de la democracia alcanzar el poder.
El problema es que hasta ahora lo único que podemos asegurar es que el desastre está a la vuelta de la esquina, porque ese enfermizo resentimiento que sigue manteniendo nos llevará a todos los mexicanos a la desgracia.
No hay muestras de cordura, ni de tener el tamaño para considerarlo un estadista, por el contrario, pareciera que su única finalidad es la destrucción del México que tanto tiempo nos ha costado construir.
Y el desastre estará a la espera en el corto plazo si no somos capaces de construir una nueva mayoría en la Cámara de Diputados. Al tiempo.
AMLO
…y la salud de los mexicanos
Sin lugar a dudas la voracidad no tiene límites, y más cuando ésta se manifiesta en la compra de conciencias para mantenerse en el poder.
En todos los regímenes totalitarios y populistas del hemisferio, la pobreza generalizada ha sido la consecuencia, porque un pueblo sin dinero tiene como única esperanza las dádivas gubernamentales para mantener la subsistencia.
Y eso está pasando en México, de ahí que Andrés Manuel López Obrador haya expresado esa lamentable cita de que “la pandemia nos vino como anillo al dedo para afianzar los propósitos de la cuarta transformación”.
Hoy los índices de pobreza se han ensanchado en nuestro país, y la causa es la estrategia implementada por la ideología bolivariana de generar pobreza para mantener en el poder a una casta de ladrones que han mostrado y demostrado que ellos pueden sin pudor alguno acumular la riqueza que les otorgan las arcas públicas, porque disponen del dinero que los mexicanos aportamos vía impuestos y contribuciones sin que hasta la fecha hayan rendido cuentas, mientras el proyecto de empobrecimiento generalizado sigue viento en popa.
Y hay que aceptar que efectivamente la pandemia les vino como anillo al dedo, porque la planta productiva y del empleo ha tenido una drástica disminución, y desde el púlpito presidencial se ha estigmatizado a los empresarios como los causantes de todas las desgracias que enfrenta el país.
Claro está que en una crisis como la que ha provocado la pandemia la mitad de las pequeñas y medianas industrias desaparecerán y eso significa un triunfo para la mal llamada Cuarta Transformación ya que el Mercado al que buscarán apoyar serán a esos treinta millones que le otorgaron el triunfo al actual Mandatario.
Resulta irrisoria la cantidad de vacunas que han llegado, porque ni siquiera alcanzarán a cubrir a los trabajadores de la salud, pero también la estrategia de permanencia implica que quienes reciban dicha vacuna sean aquellos que votaron por Morena en la elección presidencial.
Es decir, que no será universal, solamente se vacunará a la cuarta parte de los mexicanos, y se privilegiará a quienes le otorgaron el triunfo en las urnas para alcanzar el poder. Los demás tendrán que comprar sus dosis si quieren seguir viviendo.
Este acto de perfidia es inhumano desde luego, pero cuando se coloca por encima de todo el ejercicio del poder, no existe la piedad y mucho menos el tan cacareado bienestar de la gente.
Para decirlo más claro, los mexicanos hemos perdido los privilegios que bien o mal nos ministraron los gobiernos anteriores, porque tanto panistas como tricolores se dedicaron a fortalecer el sistema gubernamental de salud, y la gente tenía el derecho de acudir a ellos sin condicionamiento y recibir no tan solo la atención médica, sino también los medicamentos.
El primer acto de mendicidad del Presidente de la República fue deleznable, porque condenó a muerte a los niños que padecían de cáncer porque el bienestar de la gente no está en su proyecto, sino la utilización del aparato público para mantenerse en el poder.
Pero si algo podemos señalar es que los mexicanos no somos como los venezolanos, ni como los hondureños o los bolivianos, por fortuna nuestro nivel educativo nos ha dado el privilegio de discernir ante lo bueno y lo malo, y hasta ahora lo malo está representado por el actual mandatario. Así de simple. Al tiempo.