EDITORIAL
Manzana Podrida
Dice un viejo adagio popular que una manzana podrida irremediablemente pudre a las demás, es por eso que resulta más sano apartarla del enrejado y tirarla a la basura, porque es un fruto muerto, está en proceso de descomposición y ya hiede.
Valga la comparación, es lo que le está pasando al Partido Revolucionario Institucional, ya un gabazo nada más de lo que antes fuera una excelente fruto político, impresionante imagen y mejores resultados en cualquier contienda.
Durante años mantuvo su hegemonía, poseedor del llamado “Carro Completo” que tanto cacareó y se presumió en los ayeres, una potencia que derivo en la prepotencia y que corrompió poco a poco sus entrañas hasta tocar sus cimientos.
Hoy es una enana blanca, un satélite muerto que trata de aferrarse a un planeta mayor para tener nombre y retroalimentarse de su atracción, aún a costa de su dignidad.
Eso lo debe tener muy en cuenta el Partido Morena: Una manzana podrida corrompe a las demás y es un cáncer silencioso que irremediablemente representa la muerte.
La franquicia del PRI está en venta, pero ya no tiene valor, es mejor ir a la rockola, ponerle una moneda y que toquen la melodía: Ni dada la quiero.