El semanario de Coahuila
Editorial
7 de Junio
A la vuelta de la esquina están ya las próximas elecciones 2020, y el escenario se ve más que antojable para discernir en que animo se encuentra la totalidad del electorado en el país, aun y cuando solamente dos estados entrarán a la contienda: Hidalgo y Coahuila.
Al menos en nuestro estado, las alianzas se perfilan como las estrategias más fuertes que habrán de tomar los partidos y eso es bastante bueno en virtud de que se reúnen los principales patrones que determinan el común denominador de las ofertas políticas que enamoran y favorecen al electorado.
Sin embargo, históricamente esas alianzas terminan si no en malos términos al menos bastante alejadas y con fuertes daños a sus respectivos partidos políticos, ya que sus acuerdos electorales no sobreviven al ejercicio de quien llega el poder.
Una cosa es importante para el PRI, ya que en ambos estados, éste partido ostenta el poder de la gubernatura, y más en Coahuila, porque acumula el 40% de votantes y deberá ampliarlo para mostrar la fuerza del músculo, así que el laboratorio nacional está listo para el experimento político.
Tanto Miguel Ángel Riquelme Solís en Coahuila como Omar Fayad en Hidalgo han dado muestras de amplio oficio político y sus respectivas entidades han crecido en todos los rubros, sin embargo su partido deberá ver y pugnar por la mejor alianza y no es precisamente con otras siglas partidistas, sean del color que sean, muy importantes, eso sí, pero es con el ciudadano de a pie, el que habrá de decidir en las urnas, el rumbo de las curules y posteriormente el del país.