Puerta Ancha – Y la dignidad …sale sobrando

27 julio, 2020 en

Javier Jiménez Espriú…otro más que no aguanta tonteras

Obediencia ciega, lealtad de perro y no   

  tener una pizca de dignidad, son los requisitos

  que debe tener un funcionario que aspire

  a trabajar en el Gobierno Federal

 

Enviada por Roberto Cienfuegos.-

“Ahorrar y controlar en exceso el gasto en salud es inhumano” Martínez Cázares: Dirección General del IMSS

La renuncia del titular de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú, la víspera, por diferencias de criterios con el presidente Andrés Manuel López Obrador en torno a la designación de militares en puertos y aduanas del país, hundidos en la corrupción.

Llama la atención porque revela de nueva cuenta la obcecación presidencial y la negativa del mandatario a escuchar voces discrepantes o simplemente diferentes de la suya, la única válida dentro del gobierno federal.

Queda claro, si es que alguna duda había, que el único que manda en México es el presidente López Obrador, un gobernante que se siente infalible, que poco o nada escucha y que experimenta un elevadísimo egocentrismo tras el bautizo de fuego que recibió en julio del 18 con la participación nada menos que de 30 millones de votantes a su favor.

Es lo que podríamos definir como el estilo personal de gobernar de López Obrador.

Dicho en términos coloquiales, López Obrador es un político convencido de que sólo sus chicharrones truenan y deben tronar.

La titular del Consejo Nacional para la Prevención de la Discriminación (Conapred), Mónica Maccise también se fue

Quien se oponga o aún difiera de este principio central de su gobierno, pues que se vaya, a donde quiera pero que se vaya.

Es como decían los mayores de antes a sus hijos: y si no te gusta, pues la puerta está bien ancha.

Lo dijo el propio López Obrador hace poco más de un mes tras la renuncia de la titular del Consejo Nacional para la Prevención de la Discriminación (Conapred), Mónica Maccise.

“Cada quien es libre de decidir y lo más honesto es no estar ocupando un cargo si no se tiene afinidad con el proyecto que se está aplicando, eso es lo más honesto”. Así lo dijo.

Y remató: “quienes no compartan la política de transformación que se está llevando a cabo, pues con toda la libertad pueden decidir no trabajar en el Gobierno”.

Antes, fue más que claro al ratificar que se está con la transformación que él encabeza o en contra de ésta. “Nada de medias tintas, o se está por la transformación o en contra; o somos conservadores o somos liberales”, recetó el mandatario a principios de junio pasado durante una gira por el Estado de Veracruz.

Carlos Urzúa…no compartió su proyecto

Así pues, la 4T y el presidente en particular rechaza cualquier media tinta, matiz o consideración así se trate de figuras relevantes y con luz propia dentro del equipo de gobierno.

Se desperdician así los talentos, formación académica y experiencia de muchos de sus colaboradores de primera línea.

Pero eso no importa, según lo ha dicho nuestro propio presidente, quien contrata al candidato que reúna 90 por ciento de honestidad y 10 por ciento de experiencia.

López Obrador, en su instinto natural de controlar todo el aparato gubernamental, hace invariablemente la tarea del antiguo profesor con su varita de mimbre cada vez que cualquiera de sus subalternos utiliza la palestra mañanera del Palacio Nacional y quien se sale del guión presidencial, recibe su reglatazo, la única metodología del  poder lopezobradorista.

Actuó de igual forma, como todo genio y figura, cuando se registraron las renuncias del entonces titular de Hacienda, Carlos Urzúa y más tarde del director del IMSS, Germán Martínez.

Arturo Herrera, tiene bien guardada su dignidad, y aguanta todo

“El (Urzúa) no está conforme con las decisiones” de la 4T, dijo López Obrador apenas unas horas después de la candente renuncia del titular de Hacienda.

“Él no está conforme con las decisiones que estamos tomando y nosotros tenemos el compromiso de cambiar la política económica que se ha venido imponiendo desde hace 36 años, como es un cambio, una transformación, a veces no se entiende que no podemos seguir con las mismas estrategias, no se puede poner vino nuevo en botellas viejas, y es cambio de verdad, transformación, no simulación”, argumentó.

Urzúa había dicho que “en esta administración se han tomado decisiones de política pública sin el suficiente sustento”.

Pero esa severa afirmación del hasta entonces jefe de las finanzas públicas del país no concitó siquiera una reflexión presidencial. Que se vaya si no está de acuerdo, repitió la receta.

En relevo apresurado de Urzúa llegó el hidalguense Arturo Herrera, quien para salvar su cargo ha soportado casi con estoicismo las reprimendas y descalificaciones públicas de su jefe, el presidente.

La más reciente de estas descalificaciones ocurrió la víspera cuando López Obrador negó que el uso del cubrebocas fuera una alternativa para la reactivación de la economía, como sugirió Herrera.

Regresó el avión presidencial TP-01

“Si fuese el cubrebocas una opción para la reactivación de la economía pues me lo pongo de inmediato, pero no es así”, apuntó López Obrador. “Es muy desproporcionado. No creo que haya dicho eso”, expresó antes de ceder la palabra al propio Herrera para explicar sus dichos.

Herrera dijo que sus palabras sólo fueron una “analogía” en el contexto de una reunión con Canacintra y volvió a aguantar vara como lo ha hecho al menos dos veces más, en las que el presidente lo reconviene públicamente.

“No comparto su punto de vista”, argumentó de igual forma el presidente cuando se le preguntó sobre la salida de Martínez Cázares de la Dirección General del IMSS en mayo del 19 tras argumentar en su carta de renuncia que “ahorrar y controlar en exceso el gasto en salud es inhumano…ese control llega a escatimar los recursos para los mexicanos más pobres”. Esto, claro, antes, mucho antes del Covid-19.

Así que lo que tenemos en Palacio Nacional es un político de casi casi 24 horas, que eclipsa, ensombrece y apabulla prácticamente a sus colaboradores de primera línea. ¿Conviene esto?

¿Puede un hombre solo gobernar un país de casi 130 millones de personas sin el consejo, la opinión, la asesoría, el conocimiento y aún la experiencia de sus colaboradores más cercanos?.

¿Bastan 30 millones de votos para convertir en sabio a un político?. ¿Sabrá nuestro presidente que operan en distintos puntos del globo los llamados “think thank” o que muchas grandes empresas contratan a equipos de expertos para que sólo se dediquen a pensar de manera tal que enriquezcan la acción?.

Y vuelve la

mula al trigo

Va, viene, lo estacionan, lo rifan, no lo rifan, lo venden, ya merito, hay ofertas, se caen, pero en síntesis nada, nada de nada.

Viene como anillo al dedo la celebérrima frase de “vuelve la mula al trigo” para aludir el desgarriate -para brincar el uso de otra expresión más castizamente mexicana- en que se ha convertido el avión presidencial TP-01.

Avión, también conocido con el nombre de José María Morelos y Pavón, que el pasado jueves 23 de julio aterrizó de nueva cuenta en México y ya está guardado en el hangar presidencial del AICM en espera de ver qué pasa, mientras eso sí, envejece y sale caro por su resguardo y mantenimiento.

El Boeing 787-8 de la serie Dreamliner con capacidad para 80 personas y valuado por la Organización de la Naciones Unidas (ONU) en un precio mínimo de 130 millones de dólares estadunidenses, va, viene, lo estacionan, lo rifan, no lo rifan, lo venden, ya merito, hay ofertas, se caen, pero en síntesis nada, nada de nada.

¿Pero qué necesidad? citó claro al siempre recordado “Divo de Juárez”.

En diciembre próximo, ya no falta mucho si la pandemia lo permite, esa aeronave cumplirá dos años convertido en un objeto indeseable e indeseado por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Quien prefiere andar de avión en avión comercial para simbolizar a los ojos del pueblo bueno y sabio su rechazo a las parafernalias propias del poder.

Así esa sencillez repercuta en otros costos insalvables como el tiempo y los riesgos de incomunicación presidencial, entre otros.

Después de todo como decía un veterano amigo y colega, Jaime Sánchez y Sánchez (qepd), conocido en el medio como Monseñor Sánchez y Sánchez, López Obrador se ostenta como un hombre sencillo del campo, sin malicia cual ninguna.

Y así andamos

Se adquirió el 30 de julio de 2012, tiene ocho años de antigüedad y ya no es atractivo

El avión se ha convertido en otro más de los dolores de cabeza del presidente y casi casi en un bien maldito, símbolo de los tecnócratas, del modelo económico neoliberal, expresión del mayor boato presidencial en un país donde por décadas hubo gobierno rico con pueblo pobre.

Afortunadamente eso ya cambió. Ahora el gobierno vive sí no en la pobreza “sanfranciscana” sí y cuando mucho en la medianía juarista.

Una que obliga incluso a recortes y hasta coperachas voluntarias de índole salarial para paliar los duros días de austeridad republicana que ha recetado la 4T a México, así y eso ya haya costado la pérdida de la posición mexicana número 14 dentro de la economía mundial.

A cambio, México vive hoy en un auténtico Estado de Derecho, es más honesto que nunca y feliz, feliz, feliz.

Para bien, el país ya cambió porque la gente ya entendió que puede y debe vivir con un par de zapatos, la ropa indispensable y si acaso un vehículo modesto para “no consumir de manera enfermiza” como se hace en el régimen económico neoliberal, que no es otra cosa que un modelo derrochador, consumista y materialista en opinión del primer magistrado de la nación.

El rotativo El Universal recordó que hace unos pocos días el titular de Banobras Jorge Mendoza, refirió una oferta en abril pasado por el aparato, consistente en unos 120 millones de dólares en efectivo más equipos y vituallas médicas.

Argumentó Mendoza, sin embargo “razones de confidencialidad” para no abundar en detalles sobre la oferta.

Lo cierto y concreto es que el avión presidencial se ha convertido en un verdadero estorbo y tormento para la 4T desde la asunción de López Obrador en diciembre de 2018.

El costo total al momento de la compra fue de 5 mil 213.5 millones de pesos mexicanos… todavía se debe

Pronto, como dije, serán dos años de un equipo muy costoso, pero que se desperdicia, envejece y sigue generando costos económicos importantes, curiosamente en tiempos de austeridad.

La historia breve sobre este “aparatejo” indica que se adquirió el 30 de julio de 2012, bajo el gobierno de Felipe Calderón, mediante un esquema de arrendamiento financiero con el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras).

El costo total al momento de la compra fue de 5 mil 213.5 millones de pesos mexicanos, de los cuales el gobierno federal ha pagado unos mil 622 millones pesos.

En abril de 2019 y ante el Senado, Javier Jiménez Espriú, el renunciante secretario de Comunicaciones y Transportes, admitió que si el avión fuera vendido sólo se dejaría de pagar el costo del arrendamiento financiero por la compra.

Así andamos y así seguimos en nombre de la austeridad y bajo el heraldo de la honestidad y el cambio de régimen.

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