El semanario de Coahuila
Romero Deschamps, debió haber amasado una fortuna más allá de lo que podría imaginar un jeque árabe
*Funcionarios incitan extorsiones a privados
*Siguen tiempos de Don Fidel y de La Quina
*Escamotean a Rubén Choreño su liderazgo
*Ordena SCJN a ST entrega de toma de nota
Enviado por Víctor Sánchez.-
El sindicalismo es sinónimo de corrupción
La traición supone una cobardía y una depravación detestable. Barón de Holbach (1723-1789) Filósofo francés.
El gobierno juega un papel fundamental en la vida sindical de los trabajadores. Autoriza a un sindicato y es juez para inclinar la balanza en pro o en contra de una representación laboral.
La Secretaría de Trabajado y, antes, las Juntas de Conciliación y Arbitraje, eran todopoderosas para impulsar o bloquear un proyecto de defensa de sus trabajadores.
A niveles medios y bajos de esas autoridades, están los sindicatos que se convertían en auténticas cuevas de ladrones. Por el reconocimiento de una organización gremial, en algunos casos, reciben fuertes sumas de dinero. Y, los dirigentes tenían patente de corso para extorsionar a empresarios.
Ejemplo de esa vileza protegida por los gobiernos, y que ahora es una forma cotidiana de extorsión, está en los sindicatos de la construcción.
Alguien hace una pequeña obra de albañilería y llegan a ponerle los sellos de huelga, porque los dueños se negaron a pagarles una mordida que va de los 500 pesos a los 100 mil. Es un modus vivendi de delincuencia organizada, que ahora es intocable.
El sindicalismo, está envuelto de corrupción. Hay sus muy respetables excepciones, pero en términos generales es sinónimo de corrupción.
Y, es por ello, que los ojos del gobierno están puestos en los grandes sindicatos y, sobre todo, aquellos que están respaldados por miles de trabajadores y en donde las cuotas sindicales se usan en forma indiscriminada.
Por ello, al ver que un personaje busca una posición gremial para la defensa de los intereses de los trabajadores petroleros, afiliados a Pemex, de inmediato le ponen trabas, a pesar que cumple con todos los requisitos y que, incluso, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, le ordenó al Ejecutivo Federal, en especial a la Secretaría de Trabajo, que se otorguen la llamada “Toma de Nota”.
Una forma para que los beneficios de los trabajadores sean canalizados al grupo reconocido por la ley, no por la burocracia laboral.
Si no reconocen a Rubén Choreño quedará el sindicato en las mismas manos
Hay algunos que la ven como una mina de oro para saquearla a gusto, como en los tiempos de Joaquín Hernández Galicia, La Quina. Pero, no han entendido, que los tiempos cambiaron y, no por la Cuarta Transformación, sino que va más allá.
Hoy, con un sindicato petrolero que materialmente está acéfalo, con una estructura debilitada y, especialmente con el recuerdo de la forma en que brutalmente se enriquecieron, sin pagar impuestos al fisco, Carlos Romero Deschamps, quien actualmente controla esa organización a larga distancia mediante testaferros.
Por ello, la Secretaría de Trabajo debe ser cuidadosa con quien tome el control de ese sindicato, ya que es una herramienta que deberá servir para impulsar a la petrolera que encabeza Octavio Romero. Los ojos están puestos en esa, todavía, fuente de riqueza del país.
Romero Deschamps, debió haber amasado una fortuna más allá de lo que podría imaginar un jeque árabe, dueño de pozos petroleros en la península arábica.
Los problemas que se ven en el corto y mediano plazo, si no reconocen a la dirigencia que tiene el respaldo de los trabajadores y de la Constitución General de la República, Rubén Choreño, entonces quedará el sindicato en las mismas manos, donde las víctimas son más de 150 mil trabajadores de la paraestatal.
Podrían haber llegado a acuerdos, pero las traiciones están a la vuelta de unos meses.