Editorial
SCJN
El Último Adiós
Ni en la despedida la ruptura se detuvo. La grieta que inició el sexenio pasado se hizo evidente y así, entre dos bandos, los que se van y los que se quedan, se despidió el pleno de esta SCJN. Los momentos previos de la última sesión de esta Corte que está por desaparecer para dar paso a los nuevos ministros electos por voto popular ya vaticinaban el clima, los humores y sentimientos que estaban por vivirse.
Como en los momentos cúspide de las gestas deportivas, los ministros fueron recibidos en un paseíllo antes de ponerse la toga y discutir por última. Pero otros, pasaron casi desapercibidos, tibios aplausos o incluso, discretos silencios. “Señoras ministras, señores ministros, se abre esta sesión pública del tribunal pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación”, dijo Norma Piña.
Fue hora y media de protocolo en el salón de plenos. Tiempo que alcanzó para resolver asuntos y despedirse. Y también, hacer más evidente la distancia que hay entre la Corte y Palacio Nacional, desde donde se pidieron explicaciones a esta última sesión, que por cierto, fue extraordinaria, es decir, una más de lo que se había previsto.
“Esta sesión extraordinaria está prevista en ley y que por eso fue convocada en esos términos y únicamente para resolver cuestiones electorales”, respondió fría e impersonal la ministra presidenta sin aludir a la jefa del ejecutivo.
Nadie sabe si era necesaria esta explicación, pero sirvió para darse cuenta que la grieta entre el poder ejecutivo y el judicial es al menos hasta ahora, irresoluble. Con los asuntos pendientes resueltos, no quedó más que la despedida oficial.
El discurso preparado que leyó Piña: “Al levantar esta sesión, culmina un ciclo fundamental de la vida pública mexicana que inició hace poco más de 30 años…Será la sociedad y la historia misma las que juzgarán a quienes hemos juzgado”. Y aquí, otra vez, la ruptura, la grieta, entre los que se van y los que se quedan.
El semanario de Coahuila
