Editorial
Zedillo
Una mala estrategia
de la Oposición
Zedillo en la opinión de muchos, habría sido un distractor y que se minimizara la importancia de la discusión sobre la democracia en México.
El problema con ese argumento es que en realidad no había tal discusión sobre la democracia en el país. Todo el debate de esos días giró en torno al pasado: el Fobraproa, la reforma judicial zedillista, Acteal, etc.
Es decir, pura distracción de los temas relevantes contemporáneos. Ahora bien, ¿por qué no se dio un verdadero debate sobre lo dicho por Zedillo?. “opinadores”. ¿A quién se le habrá ocurrido que era una buena idea que el último presidente del régimen autoritario viniera a pontificar sobre la democracia en México?. Están viendo y no ven.
Sin embargo, es claro que fue una mala estrategia pensar que Zedillo tendría la autoridad moral para venir a hablar de la democracia en el país. Su gestión, como la de los otros ex presidentes, está llena de claroscuros. Además, hay que tener memoria.
Algunas de las principales batallas del cardenismo-obradorismo se dieron durante su mandato. Era apenas lógico que sus comentarios desataran una crítica y un balance de su gestión. No era muy difícil preverlo.
En resumen, fue una estrategia equivocada del lado opositor y una respuesta lógica de parte del oficialismo, a quien también le convenía atizar el fuego en contra de un adversario político.
Por ello, Zedillo fue un gran distractor en nuestra conversación pública. Quisieron usarlo y les salió mal la jugada. La oposición decidió sacar una piñata del desván y se enojaron porque le pegaron. ¿Quién les entiende?. ¿Quién les explica?.
El semanario de Coahuila
