Editorial
Llegó a México la 4T
y con Claudia el 2º. Piso
Un puñado de personas, Mil 654 para ser exactos, según datos oficiales, pretenden poner al país de rodillas y pasar sobre la voluntad expresada, libre, limpia y conscientemente en las urnas, por 36 Millones de votantes en las últimas elecciones.
No se trata, es cierto, de ciudadanas o ciudadanos comunes y corrientes; son la élite del Poder Judicial Federal, solo el 3 por ciento del mismo y son las y los únicos, de entre los 48 Mil funcionarios y trabajadores restantes de ese poder, que deberán someterse, además de los requisitos existentes de preparación, idoneidad y capacitación, al proceso de elección popular que establece la Reforma Constitucional.
Me dirán que esas y esos Mil 654 jueces, magistrados y ministros no están solos y tendrán razón; los acompañan los miles de familiares a los que han colocado en la nómina y también un porcentaje importante de trabajadores de distintos niveles que han sido engañados o están equivocadamente convencidos de que sus derechos laborales serán afectados.
Es la suya también la lucha de otro grupo aún menor pero con más peso; el de los oligarcas nacionales y extranjeros que se han visto históricamente beneficiados por los fallos del Poder Judicial al que consideran parte esencial de su estrategia de negocios. Sin tener en el bolsillo a jueces, magistrados y ministros las ganancias desmedidas que esta élite obtiene se verían amenazadas; por eso cabildean en Washington y son capaces de provocar un colapso económico.
La élite mediática también participa en la batalla. Resentidos y furiosos la mayoría de los líderes de opinión se han vuelto “cruzados” de la lucha contra la Reforma. Espanta la facilidad con la que, estas y estos comunicadores que monopolizan los espacios más importantes de la radio, la prensa y la TV, comulgan con ruedas de molino.
Después de que con 36 millones de votos y 30 puntos de ventaja ganara Claudia a su candidata. Después de perder en 31 de los 32 estados de la República. Después de perder 8 de las 9 gubernaturas en juego (una a manos de Movimiento Ciudadano y las restantes con Morena) y 261 de los 300 distritos electorales los conservadores aún no entienden que la gente los mandó contundentemente al carajo.