Editorial
Equidad de Género
Las dirigencias de los partidos nos quedaron a deber. Tanto por el lado de Morena y sus aliados como por el de la oposición, el balance de las “primarias” para seleccionar candidatos a la presidencia y a las gubernaturas, senadores y diputados federales, a través de consulta a los ciudadanos se quedó a medio camino.
Recurrir a encuestas para tomar el pulso de la calle sin duda constituye un avance. Mucho mejor que el método tradicional que solía definir a los abanderados por exclusiva intervención de las cúpulas.
Pero esta primera versión, hay que asumirlo, hizo agua en varias ocasiones. Las dirigencias hicieron malabares para acomodar criterios políticos a los resultados de la consulta; en unos casos con menos fortuna que otros.
Por el lado de la oposición, la alianza del PAN-PRI-PRD decidió suspender el proceso de levantamiento y retirar la candidatura de Beatriz Paredes, para no poner en riesgo el “triunfo” de Xóchitl Gálvez.
Se suponía que Beatriz Paredes, iba a ser una presencia testimonial en esa competencia, pero resultó que en los debates y presentaciones mostró más fondo que la panista. La dirigencia decidió dejar la democracia para otra ocasión y abortó el proceso.
En el caso de Morena el desaguisado es menor, pero no podemos ignorar la decisión de otorgar la candidatura de la Ciudad de México a Clara Brugada, a pesar de que Omar García Harfuch le ganó por más de 13 puntos según los ciudadanos consultados. Harfuch ganó con 40% de los votos por apenas 27 de Brugada, pero fue sacrificado.
La exigencia del INE de introducir un criterio de paridad de género, por encima de los resultados de popularidad, vino a salvar el día para las corrientes de Morena, que veían con preocupación entregar la ciudad a un ex policía recién llegado al movimiento.
Me parece que estos incidentes, lo de Beatriz Paredes y lo de García Harfuch, reflejan las muchas dificultades para procesar la buena intención, de elegir candidatos a partir de la voluntad del pueblo a través de sondeos. El problema es que, en ocasiones y a los ojos de las dirigencias, la voluntad del pueblo no es lo mejor para el pueblo.
Habría que extraer las lecciones pertinentes. No para recular y regresar a lo que teníamos antes, sino para hacerlo mejor. Al revisar lo sucedido se observan circunstancias coyunturales a la vez que factores de fondo que perjudican el éxito de esta primera versión de selección a través de consultas.
En resumen, esta experiencia deja lecciones para la siguiente andanada de consultas. Cómo hacer que el sondeo de la voluntad popular se convierta en mejores gobiernos y no lo contrario. Para bien de todos, esperemos que estas situaciones no se repitan al momento de elegir candidatos a las Alcaldías.