Editorial
Día de la Madre
No hay amor más grande en la humanidad, que aquel que sienten las madres hacia sus hijos. Si bien la frase anterior se ha vuelto un lugar común, no deja de ser cierta,
No son pocas las mujeres que asumen por sí solas la crianza de sus vástagos, restándole horas a su sueño e incluso embargando su salud con tal de asegurarse de que sus hijos tengan algo que llevarse a la boca cada día, ropa limpia, una cama dónde dormir y educación para asegurarse un mejor futuro.
Son también muchas las madres que, en caso de necesidad, no manifiestan ningún reparo en realizar labores que muchos hombres descartan por vergüenza, como salir a las calles a vender productos, limpiar baños o calles, atender enfermos o ancianos, e incluso están dispuestas hasta vender su cuerpo.
Y es que para la mayoría de las mamás no existe la frase “no se puede” a la hora de criar a sus niños y niñas, y saben perfectamente que la maternidad, además de ser una experiencia edificante y maravillosa, constituye un gran privilegio pero también una gran responsabilidad.
De allí que no sea casualidad que varios estudios y experiencias demuestren que el empoderamiento de las madres de escasos recursos es mucho más efectivo para la lucha contra la pobreza, que aquellos proyectos enfocados hacia los padres.
Cómo se explican, pues, estas virtudes?. Quizás con una sencilla palabra: amor, poderoso sentimiento que permite que todas las cosas sean fáciles de hacer, por muy difíciles que parezcan.
Hay dos cosas muy importantes en la vida: el amor y la fe. El amor permite que todas las cosas sean fáciles de hacer, y la fe, que todas las cosas sean posibles. No hay nada tan difícil que el amor y la fe no lo puedan alcanzar.
Madre…Bendita seas!!!