Editorial
INE
Pasado el 6 de junio, quedó fortalecido como garante de la democracia de México el Instituto Nacional Electoral; se pudo constatar la razón de ser y, que por ley se le ha conferido, como son:
El contribuir institucionalmente al desarrollo de la vida democrática de nuestro país; a que se fortalezca el régimen de los diversos partidos políticos; y, sobretodo el haber asegurado que la ciudadanía lleve a cabo el ejercicio de sus derechos político-electorales, en los comicios, donde quedó demostrado el ser un importante árbitro independiente que organizó las elecciones, dando certeza, legalidad e imparcialidad.
Confederaciones, organismos, agrupaciones y diversas ONGs, felicitaron al INE por la muestra que dio en las pasadas elecciones al ser una institución sólida que, a lo largo de 30 años, ha demostrado que sabe organizar elecciones tanto federales como locales.
También los electores pudimos constatar el excelente trabajo, a pesar de las contadas incidencias, en general las votaciones se realizaron en un clima de gran profesionalismo, tanto al capacitar a quienes fungieron como representantes de casillas; el dotar de insumos y materiales; además de la organización de la logística para que el proceso de votación cumpliera con el protocolo sanitario marcado por las autoridades de salud; y finalmente al contabilizar las actas y emitir los resultados.
Fue a partir de 2014 que el INE (antes IFE) se actualizó a la nueva realidad social, hacia una institución de carácter nacional con estándares para organizar comicios electorales homologados para fortalecer la democracia electoral y garantizar el ejercicio de los derechos político-electorales de la ciudadanía; a través de principios rectores como son la legalidad, la certeza, la imparcialidad, la objetividad, la independencia y la máxima publicidad.