El semanario de Coahuila
Editorial
Cortina de Humo
Como caída del cielo le llegó al Gobierno mexicano la renuncia de Evo Morales, inmediatamente se armó un show, ordenado por López Obrador y ejecutado por Marcelo Ebrard, y ya en escena, en medio del ridículo mayúsculo que hicieron, resalta que el tal Evo en su discurso de llegada al aeropuerto, no supo ni cómo se llamaba nuestro mandatario nacional ni el canciller…que oso.
Pero eso no importa, es pacata minuta, con tal de que se logre la distracción que se le da al pueblo de México y oxígeno puro para el gobierno fallido que tenemos, nada más oportuno para que dejemos de lado la caída del sector industrial, el tema de la economía sin crecimiento, las matanzas en distintas entidades, los recortes presupuestales al campo y a la educación.
No se habla de los subejercicios en salud ni del Estado fallido que comienzan a ver en los Estados Unidos y que es su mejor pretexto para dejar entrever una muy posible invasión argumentando las malas ocurrencias de nuestro neófito presidente de la república.
Les sirve distraer con Evo, pero no por mucho tiempo, porque el delincuente se deja querer, pero nuestro país no le sirve para sus planes de regreso a Bolivia o empezar a formar desde el exilio su estrategia de contrataque.
Mañana o pasado se irá, y ni las gracias dará, pues la visión que se tiene del problema que solamente Evo conoce, es muy distinta a como la pintaron en su show ridículo nuestros dirigentes nacionales.
Se irá con viento fresco, total, como dije antes, ni los nombres de nuestro presidente ni de nuestro canciller los supo en su discurso de llegada, tal parece que el favor lo hace el asilado…Gracias señor Evo, por venir a México…