El semanario de Coahuila
Editorial
La Botica
Todo, menos conmemoración, fue lo que se vivió el pasado 2 de octubre en la ciudad de México la cual como si fuera “boutique” reventó un borlote que hace muchos años no se veía y que nos muestra muchas cosas, pero sobre todo la ingobernabilidad que ya es una constante en el nuevo gobierno, no nada más en la CDMX.
El risible “Cinturón de Paz”, que nadie de los participantes supo porque estaban ahí, muy tarde les cayó “el veinte” de que fueron utilizados por una gobernante que logró su cometido de no pagar el precio político haciendo un trabajo que delegó a quien no tenía el mas mínimo conocimiento de que se trataba.
En adelante esto va a ir creciendo, se llegó el tiempo de la impunidad, de los desmanes, el tiempo de los estrafalarios con el rostro cubierto que llevan en sus manos sopletes, botellas o piedras, y en la calle las vitrinas, puertas, ventanas y muros aguardan ser pintarrajeados y pateados, con el fin de amortiguar a un pueblo que está consciente de que no tenemos dirección.
Ya todos desconocen que esa marcha debiera conmemorar el 2 de octubre, que fue precisamente la semilla que al crecer, produjo la democracia que hoy les permite explayar públicamente su arrogancia mezclada con la insensatez de no saber dónde están parados.
Esto precede al desmantelamiento de estructuras políticas, sociales y económicas para ofrecer resultados negativos: inseguridad y violencia generalizada, desempleo, tratar de enderezar a una empresa quebrada (Pemex), crecimiento nulo, economía paralizada, sometimiento ante Trump.
La marcha, que antes era para tomar conciencia de lo que no se debe volver a vivir ahora se convierte en una caricatura con evidentes trazos de una mezcla de impunidad e ignorancia…de todo, como en Botica