Editorial
Pan y Circo
Así lo decían los antiguos romanos: Al pueblo, para que esté contento, dale pan y dale circo, y con eso los embotas y los tienes contentos, y es precisamente lo que rige el proyecto de Lopez Obrador, con la diferencia de que como no hay mucho pan, entonces para nivelar la balanza el circo tiene que ser muy bueno.
Solamente que en este circo faltan los payasos profesionales, artistas principales de la pista, porque al momento hemos visto solo ridículos bufones borrachos de poder que han dejado ya muy mal parado al nuevo gobierno.
Entonces surge otra paráfrasis que dicta que a falta de “muchachas” tiene que entrar al quite la comadrona, la que al grito de “me canso ganso” ha tratado de ser simpático ante un respetable que al paso de los días se convence más que la entrada a esta circo ha sido una vil estafa.
Recular es de sabios, y es el momento exacto de que alguien le diga al gerente del circo que el espectáculo tiene que comenzar y con excelente calidad de acuerdo a lo prometido, porque lo changos de la primera presentación no dieron “el kilo”.
Las cosas no pintan bien en las demandas interpuestas en los Estados Unidos por las empresas constructoras del nuevo aeropuerto, el avión presidencial no se vende tan fácilmente, además de que ya presentó fallas, los empresarios tienen desconfianza y no invierten, la gasolina no tiene forma de bajar en su precio, los magistrados ya le dieron un revés a su reforma salarial y fue contundente, la función apenas empieza y ya está arrancando la rechifla del público.
El circo tuvo buen impacto en sus anuncios, vendió la oferta y la demanda es excelente, pero el espectáculo ha demostrado ser deficiente y el pueblo no tiene pan… y el circo esta para llorar.