
Enviado Por: Ulises Rodríguez

El Partido de la Revolución Democrática (PRD) sigue sin desaparecer legalmente pues su extinción está atorada por 153 juicios pendiente, según un informe del Instituto Nacional Electoral (INE).
A casi un año de haber perdido su registro como partido político nacional, el otrora partido de la izquierda mexicana sigue sin desaparecer legalmente. Su extinción está atorada por 153 juicios pendientes, reveló un informe del Instituto Nacional Electoral (INE).
Del total de procesos, 151 son de carácter laboral, interpuestos en su mayoría por ex trabajadores, mientras que los dos restantes son mercantiles, promovidos por acreedores que reclaman el pago de deudas.
El Sol Azteca, que durante tres décadas fue emblema de la izquierda mexicana, dejó activos valuados en más de 200 Millones de Pesos, principalmente en bienes inmuebles.

Entre ellos destaca su sede histórica de Benjamín Franklin 84, en la colonia Escandón de la Ciudad de México, con un valor catastral estimado en 160 Millones de Pesos. Ese edificio fue durante años el centro de operación del partido, escenario de negociaciones, alianzas y crisis internas.
Otro inmueble significativo es el de Monterrey 50, en la colonia Roma, con valor de 25.4 Millones de Pesos. Ahí se gestaron momentos clave de la vida política del PRD, como las campañas presidenciales de Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador.
De acuerdo con la normatividad, los bienes del partido serán rematados para cubrir las deudas, y si queda algún excedente, este se transferirá a la Tesorería de la Federación. Sin embargo, el proceso no podrá concluir hasta que se resuelvan los juicios en curso.

El panorama no es alentador ya que está como antecedente el caso del Partido Humanista. Este partido político que perdió su registro en 2015, tardó nueve años en liquidarse pese a tener apenas nueve litigios. El PRD, con más de 150 pendientes, enfrenta un camino mucho más largo y complicado.
Fundado en 1989 tras la ruptura con el PRI y la conformación del Frente Democrático Nacional, el PRD llegó a ser la segunda fuerza política del país y gobernó bastiones estratégicos como la Ciudad de México.
Incluso llegó a ganar la presidencia de la república en 2006 con Andrés Manuel López Obrador, victoria que le fue robada mediante un fraude.
No obstante, las divisiones internas, los malos resultados electorales y la salida de sus mejores cuadros hacia Morena terminaron por llevarlo a la desaparición. Hoy, a 35 años de su fundación, el partido que alguna vez representó la principal esperanza de la izquierda mexicana enfrenta no solo su derrota política, sino también una lenta y accidentada muerte legal.