El semanario de Coahuila
Los límites de la libertad de expresión es cuando se asesina a un periodista.
Enviado por José Anaya.-
No es fortuito en el país, un proceso de linchamiento a periodistas y políticos de oposición
Un crimen de un periodista afecta la libertad de expresión.
Los mayores límites que puede tener la libertad de expresión es cuando se asesina a un periodista.
Aquí no solo desaparece la protección y garantía que debe prevalecer en todo Estado democrático a la libre manifestación de las ideas sino que se produce un efecto disuasivo, intimidante y amenazador sobre los que ejercen la profesión de periodista.
Lo que a su vez impide el cuestionamiento y debate público sobre temas que resultan de interés en la sociedad.
Los crímenes a periodistas son un mecanismo aterrador de censura previa y de medios indirectos que violan la libertad de expresión, que se encuentran prohibidos en la Constitución y en los instrumentos convencionales sobre la libertad de expresión.
Debido fundamentalmente, al riesgo que representa abordar “ciertos temas” que incomodan u ofenden al Estado o a los grupos de poder, situación que termina provocando que se dejen de expresar críticas con la libertad que se requiere y a su vez, se limita el derecho de todos a recibir y estar bien informados.
Un solo crimen de un periodista afecta la libertad de expresión y pone en entredicho las libertades democráticas del país.
Pero cuando estos crímenes se repiten una y otra vez, como viene sucediendo en México, sin que se investigue y sancione a los responsables, se está en una dimensión de extrema gravedad, en donde el Estado se encuentra en omisión y la falta de castigo a los culpables de estos crímenes conduce a la aquiescencia y responsabilidad internacional del Estado.
Sobre la base de los hechos, la recurrencia de crímenes a periodistas en el país produce una supresión a la libertad de expresión.
Con ello se limita también el derecho a las personas para ejercer opciones políticas que representan posturas divergentes al Estado o al desempeño gubernamental.
Lo peligroso, es la cancelación de derechos y libertades
No es fortuito que se esté viviendo en el país un proceso de linchamiento a periodistas y políticos de oposición, en el que se está utilizando el aparato de justicia para someter a procesos jurídicos a opositores, en donde previamente, de manera mediática se les convierte en culpables y después se pretende someterlos a juicio, cuando el clamor popular ya dictó su veredicto de culpabilidad.
Por más que se manifieste en el discurso presidencial que en México se respeta la libertad de prensa eso no es creíble. El número de periodistas asesinados así lo demuestran.
Y la saña con que se descalifica a los críticos del gobierno muestra un nivel de intolerancia, que no deja dudas de una falta de apertura al debate amplio respecto a los asuntos de interés público, sobre todo porque existe el interés de imponer un solo discurso y una sola visión sobre el rumbo del país.
Lo peligroso del uso del aparato judicial en contra de opositores y periodistas es la cancelación de derechos y libertades.
Para evitar este escenario es indispensable entender que el ejercicio del poder es más difícil en las democracias, en donde hay una exigencia y una obligatoriedad a respetar derechos y libertades, pero, esto no es así en los gobiernos autoritarios o dictatoriales, en donde gobernar es más simple al impedir, encarcelar o eliminar a los críticos y opositores.