– Dogmatismo: Actitud de la persona
que no admite que se discutan sus
afirmaciones, opiniones o ideas.
Enviado por Sócrates A. Campos.-
En la crisis de credibilidad en contra de la partidocracia, las masas confían más en una persona que en las ideas.
Efectivamente, cuando existe una gran ola de indignación en contra de la corrupción, de los escándalos de los tecnócratas convertidos en virreyes ostentosos y corruptos, cuando se entiende que los partidos ya no representan más que a sus mafias que los componen.
…Cuando se ve que con nuestros recursos los mafiosos de los partidos nos hacen la guerra y construyen sus bienes en base al saqueo, el despojo y la rapiña de nuestros recursos naturales y de nuestros fondos públicos, para hacer sus negocios privados, se puede entender que las gentes confíen más en una persona perseverante, honesta y decente que ha logrado, por años, mantenerse sin caer en la suciedad del chiquero de la política.
Que en las ideas, que en verdad sabemos son solamente palabrería, como la que nos mostraba Ricardo Anaya, buen orador, pero que sus dichos no eran sus hechos ya que hablaba de nacionalismo, cuando todos sabíamos que apenas unos meses atrás llegaba desde su exilio y vida en los Estados Unidos, donde vivía su familia y a la que visitaba con recursos mal habidos cada semana.
En el caso de Meade, a lo mejor estamos ciertos de que es un hombre de trabajo y de honestidad, pero no hay duda que no tenía ideas del nuevo ni del viejo PRI.
Meade, tenía ideas de la tecno burocracia panista que protege los grandes intereses de los poderosos pero que no tiene, ni por formación ni por convicción, una idea clara de lo que necesita y quiere la gente, la del infeliciaje nacional.
No la de los ricos y clase medieros que ni siquiera le entendieron a sus “propuestas” elaboradas por un Aurelio Nuño, frío y tecnócrata, que solamente buscaba su interés y no buscaba ganar la elección para “su partido” y para Meade, así que si quieren carne para los perros, tendrían que hacer una disección de Nuño, para que vean la perversidad de un tecnócrata insensible y desnacionalizado…
Hoy, ante la derrota, muchos son los que hablan de refundar y fortalecer el sistema de partidos, y tienen razón, pero no sé si es el momento, ya que la ola morenista no baja sus aguas y se mantiene en alturas que no deja ver el cómo se puede hacer algo así.
Cuando la gente no piensa más en partidos, sino que siente que triunfó por encima de los partidos y que goza el que los partidos y sus políticos se hayan ido al diablo; por algo, los viejos políticos decían que:
Hay tiempos para tragar sapos con la sonrisa en la boca, tiempos para digerirlos con la sonrisa en la boca y tiempos para defecarlos, también, con la sonrisa en la boca y claro, tiempos para aplastarlos con la sonrisa en la boca, y por el momento, a los partidos, solamente les queda el de tragar sapos con la sonrisa en la boca y calladitos, sin hacer olas…
Entendemos que hay ambiciones y oportunidades de dar los golpes abusando de la derrota, y es así que de pronto salen “demócratas liberales” que reclaman al presidente, derrotado, aislado y traicionado, el que deje el poder del partido, para que ellos lo retomen y reconstruyan para gozar de los recursos que se dan a los partidos con parte de los fondos públicos aportados por todos los mexicanos.
Cuando deberíamos entender que los partidos políticos al igual que las iglesias, se deberían sostener por las cuotas de sus simpatizantes y militantes, no por los recursos populares, que es una forma de depender del poder y de manipular las cosas en favor de las mafias que siguen existiendo, las de hoy y las que quieren gozar de los fondos y puestos aprovechándose de la derrota.
Es claro que se debe hacer un recuento de daños y de autocrítica para poder arreglar las acciones que llevaron a la derrota, pero al parecer, no entienden que la gente no quiere, por el momento, a los partidos ni a los políticos.
Por el momento quiere solamente a AMLO, y se dicen morenistas sin entender mucho lo que esto significa, solamente es la manifestación del hartazgo y del enojamiento de todos en contra de la partidocracia y de los políticos indiferentes, cínicos, corruptos y mentirosos que hemos soportado por muchos sexenios.
Estamos viviendo un despertar de un pueblo, y por eso insistimos que en esas condiciones, la gente, confía más en la persona que en las ideas, y cuando la persona goza de credibilidad y autoridad moral, cualquier tipo de ideas que exponga serán bien venidas por las masas, porque saben que con ellas, cuando menos, se piensa en ellos y sus necesidades, de las que jamás pensaron los tecnócratas neoliberales que se dedicaron a saquear y vender al país.
En la derrota nadie quiere cargar su parte de responsabilidad, por ello, buscan, siempre, al chivo expiatorio, donde todos los odios, frustraciones y resentimiento se cuelan y dejan en la podredumbre al “perdedor”, pero el triunfo solamente tiene un dueño y un héroe.
En este caso, todos sabemos que el triunfo de MORENA es el triunfo de AMLO, de tal suerte que se debe distinguir que hay muchos “triunfadores” que solamente son parte del oportunismo político, no de las convicciones como es el caso de representantes en el congreso.
Por ello se espera que dentro de poco salgan las ambiciones y se conozcan a los de verdad y a los de mentiritas, y ahí estará la primera prueba del equipo, del real equipo de MORENA, y la prueba de la dirigencia de AMLO…
Por ahora, la borrachera del triunfo, no deja ver las debilidades de los triunfadores ni sus ambiciones…ya veremos si se caen o se realizan sus promesas de campaña.