Enviado por Paco Ramírez.-
Estamos a 45 días de celebrar la elección presidencial, ésta del 2018, que se considera será histórica y además la más cara, y sí, ya lo es y no solo por lo económico sino por el odio verbal y la violencia que la han teñido de sangre, con el asesinato, hasta hoy, de más de 80 candidatos a puestos de elección a lo largo y ancho del país.
Un proceso polarizado, cargado de encono y que ya hoy nos divide en un camino peligroso.
Estos días, sin duda difíciles a la luz de lo que hoy vivimos, 45 días para definir el rumbo de nuestro país e identificar hacia donde caminará México en los próximos años y hoy el tema no es quien gana o quien pierde, sino ¿Qué va a suceder con México a partir del dos de julio?. ¿Cómo quedaremos?.
Es sobre esto que hay que pensar y tomar acciones, porque partidos, candidatos, empresarios, medios de comunicación, periodistas y la sociedad en sí, hemos optado irresponsablemente por el juego sucio, sin medir consecuencias, unos por su obsesión de poder y otros por el hartazgo de un gobierno que no ha hecho ni el mínimo necesario en beneficio de este país.
La violencia electoral ha llegado ya a límites peligrosos e irresponsables y se hace necesario recobrar el estado de derecho, rechazando la incitación a la violencia, la descalificación, el insulto fácil y hasta la mentira siempre indeseables.
En México, se ha recrudecido la discusión política y la sociedad sumergida en la impunidad de las redes sociales no alcanza a medir la irresponsabilidad de creer todo lo que lee, de reírse de la mofa, de escarnio, de la mentira, del insulto y además hacerlo viral, sin justificación, sin sustento alguno y sin medir las consecuencias,
Memes cada vez más insultantes donde se juega con la vida de los candidatos y el futuro de México
Ni la soberbia ni la frustración personal o de grupo están por encima de la estabilidad social de México, ¡basta ya!, de la guerra sucia, del spot del Miedo o Meade o del enfrentamiento entre AMLO y los empresarios, que terminan con un pañuelito blanco y un amor y paz, entre ellos, pero generando miedo, odio, temor, molestia en una sociedad secuestrada por los políticos, en una mezcla peligrosa.
Mientras nosotros no nos respetemos como ciudadanos no podemos exigir respeto a nuestros gobernantes, hemos caído en un círculo en el que como sociedad ya no somos tomados en cuenta con propuestas, sino como oyentes y aplaudiendo y criticando encuestas sin darnos cuenta de que hasta ahora, ninguno de los 5 candidatos nos han dado un cómo mejorarán nuestras vidas, nuestro país.
¡Hagamos conciencia!. No podemos hundirnos en este ambiente abroncado de las campañas políticas, ¡basta de linchamientos!.
Urge en nombre de la estabilidad, un pacto de candidatos por la unidad nacional y un compromiso de la sociedad para moderarnos, bajar el tono y regresar al terreno de la civilidad.
No podemos normalizar la violencia.
Hace algunos años, en otras elecciones federales, los órganos rectores, el IFE y el TRIFE en ese entonces, llamaban a la ciudadanía a la tolerancia y al respeto, ahora el INE y el TEPJF a cargo de estas elecciones, parecen estar más ocupados resolviendo sus diferencias, que vigilando el orden y el respeto que toda nación que se presume como república democrática merece.
Es un error pensar que el país cambiará por solo un hombre o una mujer como presidente, es un error creer que los grandes problemas nacionales se resolverán por el simple hecho de que se abra paso a la transición en el poder.
De seguir así no nos sorprendamos que para el 2 de julio éste país esté roto socialmente y sea otro, pero para peor: dividido, polarizado y entonces sí, vaya usted a saber qué ruinas gobernará el que resulte ganador, ¡ah pero eso sí! muy contento porque habrá triunfado en la contienda más difícil, costosa y sangrienta en la historia de México.
Hoy no se cancela la libertad de expresión, así que, no abandonemos nuestro derecho a opinar, a disentir, a criticar, pero con sustento, respeto y responsabilidad
No importa quien gane, mantengámonos unidos