Enviado por Miguel A. López.-
Qué tan poderoso es el transporte llamado “pesado” que no se le coloca ningún límite ni regulación que les obligue a operar bajo normas que salvaguarden la vida de los que circulamos a lado de ellos?.
¿Por qué un ciudadano, a bordo de su automóvil, recibe un trato desigual al que de un trailero?.
¿Por qué ellos si pueden traer unidades visiblemente contaminantes sin que ningún policía de tránsito, federal, o ecológico los detenga y a nosotros por la bendita calcomanía del doble o triple cero nos arrojan con todo y niños al corralón?.
¿Por qué son tan numerosos los puestos del alcoholímetro para los conductores civiles y no para los camioneros?.
¿Quién les hace exámenes toxicológicos o psicológicos para determinar si están en condiciones de conducir esos “muebles” de docenas de toneladas? …
El poderoso cártel de los camioneros en México se ha convertido en una más de las mafias intocables, capaces de destruir vidas en segundos, capaces de transformar el digno trabajo del transporte de mercancías y herramientas a el de la pesadilla del que pierde a su familia por que el tráiler se quedó sin frenos…
Todos los días se registran en las carreteras del país decenas de accidentes, unos menos graves que otros, pero invariablemente cuando un choque se da, el camión se lleva la menor parte, si usted tiene la desgracia de sufrir un recargan, este implicará pérdida total, si al animalito de acero se le pasa la mano usted y los suyos pierden la vida o le saldrá barato: quedaran mutilados.
Los tráileres y sus dobles remolques son armas de destrucción masiva, bombas de tiempo que habrán de estrellar cuando el chofer en turno decida dormirse por que el “perico” ya no les hace efecto o por que la destartalada unidad se quedó sin frenos…ese argumento que utilizan cada que asesinan a inocentes.
Morir bajo las llantas de un tráiler es de lo más normal, en un país en donde las leyes son recias y aplicables para los ciudadanos, un trailero y su unidad tiene fuero, sabedores que su compañía los cubrirán, o bien, que basta con desaparecer de la escena del crimen y nadie hará algo por capturarlos.
Que esto sea posible solo se entiende gracias a la magia de la corrupción, un tema que ha podrido a todo el sistema, y claro, debemos reconocer que no todos son así, pero los números diarios de accidentes y muertes a manos de tráileres de uno o dos remolques nos hacen pedir que sean catalogados como asesinos seriales…o pedir que nuestros legisladores y policías formulen nuevas reglas de transporte y conducción para ellos, priorizando la vida de todos los que tenemos que circular a lado de uno de ellos.
¿En serio es mucho pedir?…¿O es demasiada la corrupción que generan?