Lo que Importa Hoy Es poner de Pie …Acapulco!!!

7 noviembre, 2023 en

Epigmenio Ibarra…Hoy lo único que importa es que las familias afectadas por la tragedia puedan, lo más pronto posible, tener un hogar digno que cuente con todos los servicios.

 

Por: Epigmenio Ibarra.-

Por ese millón de habitantes de Acapulco y municipios conurbados es que hoy 17 Mil 500 soldados, están empeñados en “poner de pie a Acapulco”.

Hay que apoyar a los hoteleros, restauranteros, transportistas, a los empresarios que sostienen la industria turística y crean decenas de miles de empleos.

Hoy lo único que importa es la gente; auxiliarla para que pueda encontrar a sus seres queridos que aún no han sido localizados, ayudarla para que pueda dar sepultura a sus muertos, para que procese el duelo y encuentre consuelo.

Apoyarla, tenderle la mano, caminar a su lado hasta que se ponga de pie y siga adelante.

Hoy lo único que importa es que las familias afectadas por la tragedia puedan, de nuevo y lo más pronto posible, tener un hogar digno que cuente con todos los servicios.

Que madres y padres trabajadores tengan comida que llevar a la mesa y un empleo justamente remunerado. Que las y los niños vuelvan a la escuela y reciban los enfermos atención oportuna y adecuada.

Hoy lo que importa es apoyar a los pescadores, a los prestadores de servicios turísticos que perdieron sus embarcaciones, sus locales, sus camionetas y automóviles.

La tragedia se ceba siempre en los más pobres y “por el bien de todos” es preciso, antes que nada, atender a esa amplia mayoría empobrecida; a los damnificados -de siempre- de la corrupción, el neoliberalismo y la desigualdad social.

Y a los hoteleros, a los restauranteros, a los transportistas, a los empresarios que sostienen la industria turística y crean decenas de miles de empleos también hay que apoyarlos.

Como hay que hacerlo con las familias que empeñaron su patrimonio para hacerse de un departamento para pasar sus vacaciones en el puerto o con otras de mayores ingresos que perdieron sus residencias.

Por ellas y por ellos; por ese millón de habitantes de Acapulco y los municipios conurbados es que hoy 17 Mil 500 soldados,  marinos y guardias nacionales y miles de civiles; electricistas, telefonistas, médicas y médicos, enfermeras, siervos de la nación, trabajadores y funcionarios de todas las dependencias de los tres órdenes de gobierno, están empeñados en “poner de pie a Acapulco”.

Un gobierno humanista, que del pueblo viene y al pueblo se debe, como el de Andrés Manuel López Obrador no podía actuar de otra manera.

Ni en votos ni en ganar posiciones políticas medrando con la tragedia hay que pensar en este momento. Sufre Acapulco, sufre Guerrero, sufre México.

Imposible, ante la magnitud de la catástrofe, no remitirse a César Vallejo quien en “Los Heraldos Negros” decía: “Hay golpes en la vida tan fuertes… ¡Yo no sé!. Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos la resaca de todo lo sufrido se empozara en alma”.

Y mientras decenas de miles luchan por Acapulco cegada por la rabia, desesperada ante su inminente derrota en el 2024, la derecha conservadora, sus intelectuales, los dueños de medios de comunicación que le son afines y los muchos “líderes de opinión” que la sirven llegan al punto máximo del envilecimiento.

Estos canallas quieren más muertos, más destrucción, esperan que se desate la violencia en las calles y avenidas devastadas por el huracán mientras desalientan y entorpecen, con notas, videos y audios falsos la solidaridad ciudadana.

Y en la prensa, como decía Ryszard Kapuscinski: “los cínicos no sirven para este oficio”

No se dan cuenta, éstas y éstos infames, de que el caos que desean, y a punta de mentiras y calumnias promueven, les devorará también.

Equivocados y endurecidos están por otro lado esas y esos reporteros -y como decía Ryszard Kapuscinski: “los cínicos no sirven para este oficio” que, en lugar de tender puentes entre la población y las instituciones que le brindan ayuda, se dedican a dinamitarlos.

Como aves de rapiña se mueven en ese paisaje desolado deseando encontrar una pila de cadáveres. No les pido que callen ante lo que se hace mal, menos que aplaudan.

Les pido, les exijo, que tiendan la mano a sus semejantes. Que hagan la crónica de la tragedia y acompañen y escriban la epopeya de la reconstrucción.

En la gente, sólo en la gente y en Acapulco y en Guerrero y en México hay que pensar, de la gente es preciso escribir, a la gente es preciso retratar y escuchar, por la gente es necesario actuar.

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