El semanario de Coahuila
Nadie atiende el llamado.
-Poncio Pilatos en acción
Redacción.-
Regreso a clases?
Semáforo rojo?
Como en aquellos años lo hizo Poncio Pilatos, ahora es muy común la política aquella de lavarse las manos y/o que cada quien se rasque con sus propias uñas y para muestra, basta ver la forma en que se comporta el virus de Covid, con todas sus variantes, pero no hay cierre de actividades y hasta se programa el regreso a clases, total, eres tú, no soy yo.
Así de sencillo, el cuestionamiento de por que regresar a semáforo rojo sin limitar ninguna actividad y sin ninguna medida de contención?. Y ¿Por qué no suspender el regreso a clases a pesar del semáforo rojo?. Esas interrogantes no nos dejan entender, ¿Para qué sirve entonces el semáforo rojo?.
La respuesta es clara y sencilla, tal vez burda pero es la verdad, tan cierto como que amanece todos los días:
Si decides limitar tus actividades para no contagiarte, y quiebra tu negocio, nadie te obligó.
Si tienes que salir a trabajar, te contagias y te enfermas o te mueres, nadie te obligó.
Si tus hijos no reciben una adecuada educación porque no los envías a clases presenciales, nadie te obligó.
Si envías a tus hijos a clases presenciales, se contagian y se enferman o mueren, nadie te obligó.
Esa es la forma en que AMLO encontró la salida, él ya te avisó, si no entiendes, es tú problema, ya no es su problema. Es la manera de evadir el camino que no lo hace ver bien políticamente.
Ni siquiera tiene que preocuparse por las medidas de contención sanitaria, buscar estrategias o soluciones como todos los verdaderos gobernantes están haciendo.
Estamos completamente solos. Por si acaso no te habías dado cuenta, esa es la realidad; el gobierno federal no quiere responsabilidad, no asume responsabilidad y no le interesa la respuesta de la gente.
Economía pujante?
Sus necesidades están más allá del bien y del mal. Él ya es Presidente de la República y lo que el pueblo diga o haga no le interesa.
El capitán se bajó del barco que se hunde y lejos de liderar a los pasajeros, los dejó a su suerte. Antes de partir a un lugar seguro, les dijo que es su elección ser comidos por tiburones o ahogarse, porque no quiere obligar a nadie a subir a las lanchas, ni discutir sobre cómo organizarse para hacerlo.
Así luce un cobarde, sin nociones de responsabilidad y empatía. Así lo ven los grandes analistas, así lo ve mucha gente; solo aquellos que están aferrados a tratarlo como El Mesías, siguen enfrascados en un mundo pequeño que no visualiza más allá.
Por lo pronto usted cuídese, las variantes ahí andan, el virus no se ha extinguido, la ola de contagios es cada vez más fuerte, como alguien diría: sálvese quien pueda, porque de las autoridades federales, no puede y no debe esperar nada.