Por: Elda Cantú.-
Hace casi un año y medio que Rusia invadió a Ucrania. Desde entonces, los gobiernos de ambos países intentan no solo llevar la ventaja en el frente de combate, sino también ganar aliados alrededor del mundo.
La semana pasada, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, inauguró una cumbre con líderes africanos en San Petersburgo. En la reunión, Putin anunció que Rusia entregaría entre 25 Mil y 50 Mil toneladas de grano a seis países de África, una acción que podría parecer humanitaria.
Pero…“posiblemente también sea un intento por contrarrestar los millones de dólares que EE. UU., ha prometido para ayudar a acabar con la hambruna en el Cuerno de África”. En esas mismas fechas, el gobierno de Corea del Norte anunció que ampliará su cooperación militar con Moscú.
Mientras tanto, Ucrania trata de reforzar sus vínculos con Estados Unidos y sus aliados europeos a fin de lograr que le suministren las armas que necesita en su contraofensiva.
En esta guerra de simpatías, Sudamérica se ha mantenido en gran medida al margen. “Las viejas visiones de que un orden global multipolar y menos occidental es su mejor opción, han llevado a los gobiernos a oponerse a la guerra, pero a rechazar los intentos de aislar a Rusia diplomáticamente, de imponer sanciones económicas o de suministrar armas a Ucrania”.
Por un lado, los gobiernos han titubeado al momento de pronunciarse, pero la población tampoco parece muy comprometida con el conflicto.
Las encuestas sugieren que para los latinoamericanos, lo que sucede entre Ucrania y Rusia es poco importante en su escala de prioridades. Así que un grupo de personalidades colombianas se propuso crear conciencia sobre la guerra con la campaña ¡Aguanta Ucrania!.

Rusia entregaría entre 25 Mil y 50 Mil toneladas de grano a seis países de África, una acción que podría parecer humanitaria.
“Cuando uno defiende ciertas libertades de Occidente, de Ucrania”, comentó el escritor Héctor Abad Faciolince, “está defendiendo también las de Colombia”.
Así que Abad y sus colegas viajaron a Ucrania. Ahí vivieron en carne propia los horrores del conflicto cuando el restaurante al que acudieron fue bombardeado.
Su guía local, la escritora ucraniana Victoria Amelina, murió poco después, víctima de las heridas causadas por un misil.
Abad y sus colegas no son los únicos que han visitado recientemente el frente de batalla. Hace poco, el columnista del Times Bret Stephens, estuvo allí para comprender lo que sucede más allá de lo que reportan las noticias.
En el país invadido, escribió adaptando una frase atribuida a Yitzhak Rabin: “Los ucranianos hacen su vida cotidiana como si no hubiera guerra, mientras hacen la guerra como si no hubiera vida cotidiana”.
El semanario de Coahuila




