*Los quince minutos de Fox, sus
“ñañaras” y el “me canso ganso”
de López Obrador son la misma
tribulación de los mexicanos que
una vez más enfrentan el populismo
de un presidente dicharachero que
no ha tendido un puente macizo con
los empresarios, y así, las señales
muestran un negro panorama.
Enviado por Miguel A. López.-
Cierto, en distintos ambientes nacionales flota una nata de incertidumbre.
Los empresarios no alcanzan a entender que el cuadro abstracto que les pusieron enfrente con todo y nuevo aeropuerto que ni estaba tan muerto y que gracias a demandas en cortes de los Estados Unidos se tiene que seguir poniendo cemento y varillas.
Los de las letras siguen cuestionando a Paco Ignacio Taibo II, el ala diplomática no termina por digerir el apoyo brindado a Maduro, la oposición se hizo chiquita y se ha quedado sin balas morales, los gobernadores traen la cara descompuesta con la llegada de los “superdelgados”, la bancada educativa, con todo y profes, mantienen la respiración mientras ven llegar los camiones para la mudanza hacia Puebla y la caída de la reforma educativa sin saber que habrá de sustituir esta papa caliente.
Y así nos podemos seguir, soy de los que cree que cualquier proceso evolutivo trae consigo una sacudida, son periodos de tribulación y de señales extrañas, pero que es el comienzo de una nueva etapa para la sociedad.
Eso creo, el tema es que esa sociedad tenga la paciencia y conserve la calma, elementos extraños en nuestra cultura que no permiten que los procesos, el que sea, lleguen a buen puerto, y ahí radica la espada, esa que pende sobre la cabeza de cualquiera que se ofrezca a cumplir y que por la razón que sea no lo hace al ritmo que sus gobernados piden.
En los límites de la paciencia social existen varios “agujeros negros” que tragan cualquier acción, y…a pesar del “me canso ganso” presidencial, si en los tiempos no se cumplen con los objetivos prometidos, se abrirán las puertas de la desesperación.
Esto es real, y deben tenerlo en cuenta en este naciente gobierno, el tiempo juega en su contra, más si estamos hablando de una administración que llega producto del hartazgo y del repudio en contra del pasado gobierno que nunca fue capaz de entender que la gente se fastidió por tanta corrupción y excesos.
Los de Peña Nieto, pudieron hacer bien o mal las cosas, eso no importó, pesó más la actitud sinvergüenza de muchos de ellos.
Los de ahora, pueden llegar presumiendo la armadura de la honestidad, y que habrán de luchar en contra de los corruptos, eso está bien y vende muy bien
Pero…si sobre la marcha no consiguen dar resultados palpables en materias tan apremiantes como seguridad o mejoras económicas en los bolsillos, aguas, el agujero negro comenzaría a devorar el enorme bono democrático con el que llegan.
Y peor, habría muchos interesados en demostrar que la “Cuarta Transformación” fue igual a los “quince minutos” para arreglar el conflicto en Chiapas de Fox…
Huracán
Categoría Uno
El huracán aún se puede considerar categoría uno, ojalá el clima mejore y que los elementos y actores económicos y políticos no choquen y sirvan para amainar un posible desastre.
Los expertos advierten que la cosa no está fácil, el andamiaje económico comienza a mostrar serias fisuras, ahí tenemos el peso y la bolsa, como termómetros de lo malo del ambiente.
Tal vez para el grueso de la población la marca Moodys no les diga algo, pero esta calificadora señala que gracias a la cancelación del nuevo aeropuerto se ha generado un daño en el que la línea de confianza se pierde por parte de los inversionistas internacionales, lo que significa que los dueños de los dólares la piensen dos veces antes de venir a apostar en nuestro territorio.
Carlos Salazar Lomelin, quien abandera la voz del Consejo Coordinador Empresarial dice: “El llamado es sencillo para el presidente López Obrador: debe existir una agenda en común con los empresarios”.
Y claro que tiene razón, así como el propio presidente la tiene, es una historia en donde los que participan son poseedores de cierta calidad moral, y por ello es que urge que tanto el gobierno como los empresarios comiencen a tejer un puente en común, en donde quien decida invertir aquí encuentre el suelo firme y no un pantano de dudas que haría caer sus recursos y el gobierno de Andrés Manuel , encontrar el apoyo suficiente por parte de los que generan empleos para que participen de una manera más generosa en el tema de mejoras salariales y el impulso a la elevación de la competitividad.
Los dos se necesitan, los empresarios requieren un gobierno que no los fusile, ni los etiquete como si todos ellos fuesen parte de esa camada de corruptos que mencionó el mandatario, un gobierno debe ser un facilitador de inversiones, y mejorar las reglas del juego en donde quien invierta su capital encuentre viento a favor y que también sean actores de primerísimo orden en el impulso económico de este país.
A nadie conviene una guerra ni de baja ni de alta intensidad, la piel económica es muy sensible y cualquier morada fiera entre ellos acarrea desde fuga de capitales hasta peligrosas recesiones económicas generadas por el peor de los ambientes en un país: el de la desconfianza y recelo.
Se entiende la necesidad de este gobierno por meter mano en este tema, pero no se logrará mucho si a los empresarios no se les convida y se les convierte en obligados solidarios a entrarle con mayor claridad a un plan maestro de crecimiento económico.