*El Golden Boy Arturo Herrera no es
un pan de fácil digestión, y el único
que le puede decir a López Obrador
que “está mal”, ya lo ha hecho en tres
ocasiones ocasionando la ira del Presidente.
Enviado por Miguel A. López.-
Comienza el juego de las encuestas, la adicción sobre las barras y gráficas pone a muchos nerviosos, más a los que ven la caída en picada de su figura.
Lo he dicho y reitero esto: la popularidad, tiene que ver con enormes dosis de conductas emocionales, muchas desarrolladas legítimamente desde la percepción, otras del contagio de miedos o alegrías, pero todas traen carga de subjetividad.
El estado de ánimo del gran público empuja o retrocede a la figura a ser estudiada, el Presidente de la República ha sido sujeto a este tipo de disecciones, con Carlos Salinas se dio inicio a esta tabla, la oficina de la presidencia encargó estudios mucho más precisos entre los ciudadanos para saber qué rumbo tomar, que decir, a quien decirlo.
Zedillo, Fox, Calderón y aun más, con Peña fue que se instalaron todos los mecanismos de auscultación, tanto que el “aplausometro” fue indicativo de decisiones de gobierno…
Ni se diga las campañas políticas, todas sujetas a esas balanzas. ir arriba o debajo en aceptación se convirtió en el único oráculo de los aspirantes.
Las casas encuestadoras hicieron su agosto, unas veces con ampliar márgenes de error, otros con puntual precisión.
Pero llegó AMLO, quien de manera silenciosa fue tumbando todas y cada una de las gráficas que desde la oficialidad manejaban que él no ganaba, que sus puntos no eran tantos, que Meade y Anaya lo habían empatado.
Se mintió con la verdad, y al final de todo, México supo que en realidad el “tsunami moreno” se hacía del país entero…¿sorpresa?.
Solo para los que no creíamos en ese fenómeno electoral, pero si, las casas encuestadoras no se equivocaron.
Esta es la ficha histórica, pero sirve de base para ir comprendiendo lo que en el mundo de las opiniones se va tejiendo, para algunos el estancamiento y para otros la caída de la figura presidencial.
Un tema que comienza ya no a gustar tanto en palacio, que ha encendido los focos de alerta sobre algo que se sabía, que la alta montaña de expectativas, que las renuncias de miembros de su gabinete están marcando una ruta que debería ser considerada ya como señal de que se están tomando malas decisiones…
Y ello, irremediablemente ha pegado en la línea de aceptación, del concurso de popularidad que se asoma ya como un choque de trenes entre la posición oficial y la realidad, la necia realidad…
El Presidente de la República se ha ganado el derecho a corregir lo que ha establecido como políticas de gobierno, equivocaciones que se reflejan en un ambiente cada vez más espeso, dejando entrever que la terquedad es el sello y no el accidente, imposibilitado para reconocer que los tiempos de campaña quedaron atrás.
Las encuestas y el reflejo de los niveles de aprobación están gritando que el barco de morena ha sufrido una seria avería.
Lo grave de la situación es que nos enfrentamos a un reducto de posiciones en donde más de medio país pide resultados, y desde palacio se machaca con el que todo está bien, que él tiene otros datos…aguas.
Lo que se creía sano y fuerte ya da muestras de temperatura. ¿Habrá sensibilidad para entender el mensaje?…Lo dudo.
Tsunami Hacendario
Urzúa ya fue, queda para las pistas del círculo y sus lecturas lo que sucedió en este tsunami hacendario.
Llega un “Golden boy”, Arturo Herrera, ya había trabajado con AMLO, sustituyó a Gustavo Ponce en finanzas tras el escándalo de Las Vegas, ha dado clases en el Tec de Monterrey, en el Colegio de México, fue de dieces durante toda su maestría, no tiene cuenta de Twitter, pues piensa, como muchos lo hacemos, que es perder el tiempo.
Herrera está en la antesala de la ratificación del Congreso y ahora sí, sería el jefe de la cartera hacendaria.
Al momento de su designación, su rostro, no reflejaba precisamente si estaba feliz o aterrado, la mirada de aquellos que no saben si hicieron bien en quedarse o mejor irse con su jefe…pero “a lo hecho pecho”…
Ahora bien, el aparato económico del presidente Andrés Manuel pudo operar con cierta eficacia, mire Ud. aquí estamos y no se ve una catástrofe tras el anuncio de Urzúa.
Pero viene lo mejor, Herrera no es un pan de fácil digestión, diríamos que en este tramo ha significado más una piedra en el zapato del mandatario, a Herrera le han enmendado la plana en tres ocasiones, siendo un técnico.
Herrera, es de los que al poseer datos firmes, expresan opiniones sujetas a un marco no de empirismo sino de fundamentos, toman la economía y sus derivados como una ciencia…por ello se refirió a lo de la refinería de Dos Bocas en Tabasco como un proyecto inviable.
Esto no le gusto al Presidente y lo corrigió en público, solo que el tiempo le dio la razón a Herrera, lo de Dos Bocas está en ruta de dormir el sueño de los justos, vino después lo de la tenencia y el cobro de predial por parte de la Federación, en ambos casos también fue enmendado por López Obrador y las dos ideas recaudatorias ya no avanzaron.
Lejos de que se trata de anécdotas y hasta de acomodos naturales entre las líneas de trabajo en el equipo presidencial, se trata de pisos muy delicados que provocan la dispersión y yerros de lo que se quiere hacer con el país…y lo peor, es que se trata de un área tan sensible como la de la Hacienda y sus dineros…
Herrera tendrá que tragar muchos sapos si es que quiere continuar, pues nada indica que el Presidente cambiará de diseño discursivo y de propuestas.
Andrés Manuel tiene un plan muy metido en las líneas, quiere acabar con la corrupción, quiere dar dinero a los “ninis” y generar esa gran base social de apoyo a su gobierno, solo que por impulsarlo metió en un conflicto enorme a su gabinete, golpeando zonas muy sensibles como de salud y el flujo de recursos a las entidades.
La Secretaria de Hacienda es la que ha tenido que hacerla de plomero, tapando fugas donde no las requerían y evitando que el agua corra hacia regiones en donde sí se necesita el capital.
Estamos parados frente a un cuello de botella comprensible desde las necesidades del Presidente, me explico:
AMLO posee una lógica pragmática, de sencilla aplicación, quiere acabar con la corrupción y su solo deseo le es suficiente para empujar todo el equipo de gobierno, solo que en la sala de operaciones, no basta con el mero deseo, sino de aspectos netamente técnicos que de no llevarse a cabo se terminaría impulsando a la tumba al cuerpo nacional.
El Presidente sueña con un país libre de corrupción, libre de mafias, está bien, eso quiere…pero para que ello suceda deberá pisar un campo minado de tecnicismos, de codos y tuercas selladas, y para que no se desangre aquello que quiere curar deberá plantear muy bien su estrategia dejando de lado la inercia de campaña, ya no lo está.
Ser presidente implica un poco más allá de frases rimbombantes o pegajosas ,ya no.