Enviado por Vladimir Galeana.-
Muchas cosas se dicen del Presidente Andrés Manuel López Obrador, y por desgracia la mayor parte de ellas son lamentables realidades que todos los días crecen y que los únicos afectados somos los mexicanos de todas las latitudes de este alicaído país que ha perdido la capacidad de asombro por causa de la infinita capacidad que tiene de mentir quien por ahora detenta la Presidencia de la República.
Hasta ahora el Primer Mandatario nos ha construido una relatoría más cercana a la ficción que a esa lamentable realidad que percibimos los mexicanos.
Si definiéramos qué significa la ficción, tendríamos que señalar que es una cosa, hecho o suceso fingido o inventado, que es producto de la imaginación.
Y esa es la particularidad más acuciosa del hombre que todos los días pretende aleccionarnos acerca de las bondades de su proyecto de gobierno, que por desgracia hasta ahora hemos colegido que no es más que una fantasía que solamente existe en su mente, porque los hechos señalan lo contrario.
Por desgracia, el Presidente de la República vive en un mundo paralelo donde todo está bien y el país sigue su destino de forma exitosa. En ese mundo imaginario los hombres y las mujeres son participantes de un “mundo Feliz”.
Si nos remitimos a Aldous Huxley, cuya novela relata “Un Mundo Feliz” y que fue publicada por primera vez en 1932, podemos señalar que la novela es una distopía que anticipa el desarrollo en tecnología reproductiva, cultivos humanos e hipnopedia, manejo de las emociones por medio de drogas que, combinadas, cambian radicalmente la sociedad.
Por desgracia, esa es la nueva realidad que vive este país, y habrá que definir que Aldous Huxley, hablaba de esa Sociedad imaginaria bajo un poder totalitario o una ideología determinada, según la concepción de un autor determinado, que sería lo opuesto a la utopía.
Y por desgracia está pasando en este país y no nos hemos dado cuenta de los aviesos fines de control que ha venido construyendo el Presidente de la República, que hasta ahora ha seguido el libreto del manual populista que utilizaron todos los gobernantes del Continente.
La ficción no es más que el conjunto formado por los acontecimientos y los personajes que forman parte del mundo imaginario.
“Y como dicen por ahí, la realidad siempre supera la ficción” y eso es lo que todos los días nos repite el habitante de Palacio Nacional para que entendamos que nuestra lamentable realidad es la mejor de las realidades, porque quien nos lo dice no es corrupto, aunque esa lamentable realidad no sea aceptada por las hordas que hasta ahora lo siguen glorificando.
México está enfermo de gravedad. El populismo ha sido una epidemia que llegó a este lado del mundo para empobrecer más a los ciudadanos y hacerlos dependientes de la mendicidad de las dádivas gubernamentales, provocando el agradecimiento popular hacia el líder porque ante la pobreza (creada artificialmente) solamente su magnanimidad les podrá solventar parte de su alimentación.
Esa es la forma de cooptación de una de las peores expresiones de la democracia. Al tiempo.