*Esa es la parte secreta que dice Trump
que falta decir, y es que con un bravucón
como éste, es como una hormiga entre las
pompis: Si las aprietas te pica y si las aflojas
se te va hasta la concina
Por Jesús Arnulfo Ravelo.-
A juzgar por cómo se le echó encima el Presidente Trump al representante de la Cámara de Comercio norteamericana, Myron Brilliant, tras una entrevista en una cadena de televisión a la que el mandatario llamó para reñir con él durante 27 minutos, este señor anda desquiciado.
Pregunta: ¿Qué motivó la ira presidencial?
Que se diga, como lo afirmó el representante de la Cámara de Comercio, que su afición por convertir los aranceles en armas daña a la economía norteamericana.
Allá en Estados Unidos afirman que su acuerdo fue más ruido que nueces y es que Trump ha tuiteado y repetido que hay un acuerdo con México, aún no divulgado -pronto lo será-, que tendrá que ser aprobado por el Congreso mexicano… y que si no lo hace ¡volverán los aranceles!

Perdón, quien la va a dar casa, alimento y todos los servicios a estos migrantes sin dañar la economía de los mexicanos?
Por supuesto que en nuestro México Mágico todo mundo quiere saber cuál es la parte “secreta” del acuerdo logrado con Trump que desapareció “por el momento” la amenaza de imponerle aranceles a todas las exportaciones mexicanas.
Nos pusimos a rascarle para tenerles una respuesta y parece ser que “el secreto” es que México aceptó ser, en efecto, el “Tercer País Seguro”.
Esto es, darle asilo a los peticionarios rebotados allá, si -esto es un condicionante- las medidas ya anunciadas no resultan efectivas.
Y, pues bueno, como de acuerdo con el líder de la Cámara de Diputados, Porfirio Muñoz Ledo, las medidas anunciadas por el Gobierno mexicano no funcionarán porque nuestra frontera sur es muy porosa, todo indica que Trump se refiere a esta parte del arreglo, que no está al frente y al centro de lo que se dice que se acordó.
Ahora bien, ustedes saben perfectamente, estimados lectores, que el Congreso -hasta el momento- ha hecho cuanto le ha pedido el Poder Ejecutivo, de manera que para allá vamos.
Si resulta necesario para aplacar a Trump cambiar nuestras leyes migratorias, las cambiarán.
Hay que ponernos la cachucha de contador y sacar la maquinita porque hay que sumar: Mire usted.
1.- Cuántos centroamericanos en su custodia le regresará Estados Unidos a México?
2.- Cuántos mexicanos que quieren emigrar serán rebotados y tendrán que quedarse?
3.- Cuántos centroamericanos se colaron ya, y se seguirán colando, hasta nuestro territorio para sumarse a los ya atrapados?
Hay quienes estiman que estos números acabarán sumando millones de personas, mismas que entrarán a los estratos económicos que desde el punto de vista humanitario requieren de todo, esto es: alimento, techo, medicinas, trabajo y etcétera, etcétera.
Habrá, pues, una gran presión de estos grupos por acceder al dinero público, ello sin contar lo que costará trasladar, albergar, alimentar y pertrechar a 6 Mil elementos de la recién formada Guardia Nacional para “sellar” la frontera sur, que es algo a lo que nos comprometimos y que el líder camaral don Porfirio considera que es “imposible”.
Conste, no criticamos el acuerdo, ya el líder del Consejo Coordinador Empresarial, Carlos Salazar Lomelí, consideró que lo logrado fue excelente y felicitó al Canciller Ebrard, a la Embajadora Bárcena y a la Secretaria de Economía Márquez Colín por haber logrado el arreglo y disipar el fantasma de los aranceles.
Lo que pretendemos lograr en el opus de hoy, amigo, es dimensionar las consecuencias del acuerdo y transparentar los tuits del Presidente Trump dándole cierto contexto a lo que afirma sobre más acuerdos detrás de los acuerdos.
Sólo ustedes pueden juzgar si aceptar lo que aceptamos resultó un buen canje o una mala negociación en la que el puñado de pinole que nos echamos al buche es demasiado para tragarnos.
De cualquier manera es preciso reconocer que tratar o negociar con un hombre tan inestable, tan narcisista como Trump es imposible y que mientras siga como Presidente continuará amenazando y fastidiando.
Es como la proverbial hormiga entre las pompas: ¡si le aprietas te pica, y si le aflojas se cuela hasta la cocina!