*Deja tú, la doblada como quiera,
se la perdonaron y ya está oficialmente
dentro del nuevo gobierno, pero la
extendida que le dé al nuevo Jefe de
Estado lo va a dejar tieso, aunque, total,
Andrés NO es su amigo, así lo dijo.
Enviado por Roberto Cienfuegos.-
La patanería tiene permiso para gobernar en México y aún encabezar instituciones emblemáticas de la cultura nacional como el Fondo de Cultura Económica (FCE). ¡Qué pena!
Lo peor es permitir que esto ocurra una sola vez para que se establezca el precedente. Eso es negativo, muy negativo para un país que aspira a reconstruir sus moldes, formas y aún hábitos.
El señor -de alguna forma hay que llamarlo- Paco Ignacio Taibo II nunca debió pronunciar la vulgaridad que le escuchamos.
Tampoco debió usar la Feria Internacional del Libro en Guadalajara para decir lo que dijo y al menos debió cancelar su ambición de dirigir el Fondo de Cultura Económico (FCE).
Pero nada de eso ocurrió, por el contrario, dio rienda suelta a su “trompabulario”, mancilló la FIL y casi casi tomó por asalto la sede del FCE, afuera de cuya sede y con desdén prácticamente absoluto, arrojó el resto de un cigarrillo como símbolo de su atrabiliario comportamiento conductual recién hace unos días cuando se apersonó ansioso del cargo.
En el Senado todo parece indicar que algo se movió a favor de quien supone que puede pronunciar cualquier tipo o toda clase de improperios, escudado en su presunta “intelectualidad”.
Según la senadora Malú Micher, esta misma semana seguirá el proceso sobre la Ley Federal de Entidades Paraestatales, ahora también llamada “la Ley Taibo”.
“No tiene que haber inconveniente para discriminar”, apuntó la legisladora, quien argumentó que Taibo ya ofreció una disculpa por lo que llamó una “profunda equivocación”.
Es de suponer con sobrados indicios que Taibo será el próximo titular del FCE.
El presidente Andrés Manuel López Obrador le perdonó seguramente esa “profunda equivocación” y Taibo sea como sea se salió con la suya.
Después de todo, Taibo tuvo razón: “Se las metimos doblada”. Conste. Así comienzan los errores.