El Gran Hermano Electoral

6 julio, 2020 en

Tiempo de preparar el terreno para alegar fraude en caso de resultados contrarios.

Como ya las preferencias no son avasalladoras,

  más bien todo lo contrario es tiempo de preparar

 terreno y descalificar los resultados.

 

Enviado por Moisés Sánchez.-

Pensar individualmente es traición a la patria y a la sociedad.

“La intención de dejarlo”, es una frase elemental en la familia política, por más que se hable de democracia y alguien como Andrés Manuel López Obrador pretenda erigirse en vigilante electoral, en uso de sus facultades ciudadanas, aduce.

Bien, aquella es una de las 60 frases rescatadas por el blog Vivir Leyendo de la novela 1984, de George Orwell, en la que el Gran Hermano es el personaje fantástico, creado por el “Partido que todo lo controla” y, en esa singular narrativa futurista escrita entre 1947 y 1948, se crea el “Ministerio de la Verdad”, éste que -cita la referencia de la elemental sinopsis- “se encarga de cambiar la historia y el presente”.

¿Le es familiar la referencia como aquella idea que dio vida al ente denominado Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado?.

Bueno, bueno. Mire usted, la sinopsis acota que, “para crear este personaje (el Gran Hermano), Orwell se inspiró en líderes totalitarios caracterizados por infundir una política de miedo y de extremada reverencia hacia sus personas”.

El INE solamente es válido si está del lado de López Obrador, caso contrario es fraude.

“Educando a la población a través de una propaganda gubernamental intensiva en valores colectivistas donde pensar individualmente sea visto como una traición a la sociedad”.

Ya entró usted

en materia???

Veamos, siempre conforme con la sinopsis, Orwell “hace especial reminiscencia a gobernantes del comunismo y del fascismo tales como Stalin o Hitler, siendo en particular Stalin quien tiene más similitudes con el personaje de la novela ya que Orwell critica a este personaje porque era partidario de León Trotsky, que en la novela es representado por Emmanuel Goldstein”.

Y, vaya, acota la sinopsis de innegable y obligada suscripción, “debido a la fama de la novela, el nombre de este personaje es de uso frecuente para referirse a gobiernos autoritarios o que vigilan excesivamente a sus ciudadanos, así como al control sobre la información que estos ejercen”.

“También se usa para referirse a personas u organizaciones que ejercen una vigilancia que se percibe como excesiva o peligrosa o invasiva de la intimidad”.

AMLO carece de ideas propias, y se basa en novelas para gobernar.

Valga esta larga referencia para puntualizar en el recurrente mimetismo o pretendida analogía del licenciado López Obrador en los pasajes históricos -¿Juntos hagamos historia?- para alzarse como el adalid de la democracia que encabeza a un selecto grupo que distribuye las órdenes en ruta descendente que pasa por una Cámara de Diputados en la que hay una mayoría siempre dispuesta a avasallar y aprobar sin reparo alguno dictámenes pocas veces leído y menos reflexionado.

Y, mire usted, como este Gran Hermano despliega la escenografía desde la que dicta procedimientos, estigmatiza a contrarios y persigue a los enemigos, en algunos casos con puntual justicia retrasada que implica amago, advertencia para el que ose rebelarse a la línea del considerado honesto e incorruptible buen gobierno.

¿Por qué para celebrar el segundo aniversario del triunfo electoral de Morena y sus aliados, en el decimonónico recinto parlamentario que, construido en Palacio Nacional fue escenario en el que se discutió y juró la Constitución de 1857, la segunda del México independiente?

Es una demostración de poder. Los Pinos es una residencia que aislaba al Presidente de la República y sólo era aposento.

Palacio Nacional es el asiento del hoy poder soberano, único e indivisible en que López Obrador convirtió a la Presidencia y, desde este espacio de larga historia, el Gran Hermano gobierna y vigila a los mexicanos. Da línea y se alza imbatible.

Veamos, en su mensaje que pretendió ser un informe de gobierno, en ese espacio lleno de historia y arquitectura afrancesada, Andrés Manuel convertido en el Gran Hermano, puntualizó:

Si AMLO pierde el poder su reacción sería altamente destructiva para el país.

“Todavía nos falta erradicar por completo el fraude electoral y convertir el apego a los principios democráticos, en cimiento inamovible de nuestra cultura cívica”.

“Por eso he dicho que, en las próximas elecciones, sin dejar de respetar las decisiones de los órganos electorales autónomos, como el Instituto Nacional Electoral y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, vamos a estar todos atentos para que las elecciones sean verdaderamente libres y limpias”.

“Cuando hace unos días expresé este compromiso por la democracia, algunos se molestaron y empezaron a vociferar que eso era intromisión, injerencia”.

“Olvidan que la democracia implica, en primer lugar, el respeto al mandato del pueblo, un mandato que en el pasado reciente fue atropellado por las prácticas del fraude impulsadas desde la cúspide de los poderes político y económico y solapadas por las autoridades electorales”.

“Por ello, desde el 1 de diciembre de 2018, dejamos en claro que no incurriríamos en esas acciones abyectas, que observaríamos una estricta imparcialidad partidista y que respetaríamos los resultados electorales de cualquier signo”.

La visita a Estados Unidos puede no llevarse a cabo, porque tal vez se enfermaría, para ocultar sus errores.

¿Qué le parece?. Por encima de los órganos independientes, de éstos que arbitraron la contienda en la que ganó, finalmente, la Presidencia de la República, ya en el cargo se alza como el Gran Vigilante, el Gran Hermano que determinará si hubo fraude…¿Demócrata?

No cabe duda que Andrés Manuel López Obrador carece de ideas propias y apropiarse o mimetizarse de las ajenas, no siempre es la mejor opción para aplicarse en un país que, como México, tiene historia propia.

Por cierto, me cuentan que el próximo fin de semana se hará un anuncio de carácter personal que implicará el mejor pretexto para posponer el viaje del licenciado presidente a Estados Unidos. Y Donald Trump no estará en condiciones de cuestionar.

Bueno, entre analogías, mimetismo y las ganas de hacer su historia, Andrés Manuel es maestro de la propaganda manipuladora. ¿Se enfermará? ¿La Solución éramos todos? Conste.

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