El semanario de Coahuila
Educación en México…es una fábrica de obreros
Enviado por Miguel Ángel López.-
Niños mexicanos sentenciados a la nada
Crisis afecta que los niños acudan a clases
La simbiosis educación-pobreza es en México muy preocupante.
Platiqué con una brillante profesora de educación básica, lleva pocos años frente al salón de clases, una primaria ubicada en una zona popular del norte de la Ciudad de México, es de la SEP, ahí se asienta un fascinante laboratorio social.
Esta profesora (le llamaré “Patricia”), define al sistema educativo como una gran fábrica de “obreros”, son millones de niños que están condenados a una vida de mediocridad y miseria, el plato fuerte para un sistema político, entiéndase gobierno, que no le interesa que sus “gobernados” piensen y por ende aspiren a algo distinto.
La maestra Paty, coloca en la balanza no solo a un sistema de instrucción caduco y mal planeado sino a los padres de familia, muchos de ellos hundidos en círculos viciosos que les heredaron a la vez sus padres.
Patricia menciona el brutal nivel de descuido de algunos papás o mamás que no se esfuerzan por darles mejores ejemplos a sus niños.
La crisis también pasa por el desastre de las relaciones familiares cargadas de violencia, alcoholismo, drogas, abandono, núcleos consanguíneos inexistentes, en medio, estos niños y niñas expuestos a ser reclutados por la delincuencia, maestras que como “Patricia” van perdiendo la batalla en el rescate de esas víctimas con uniforme escolar.
Aunque también existen excepciones, casos notables de lucha y de superación, me explica que alcanzan el 20 o 25% del total de los chiquillos que desempeñan un papel digno, son chicos con buenas calificaciones, hijos de padres esforzados.
A nadie le importa la educación de los niños
Una de ellas es hija de una madre soltera, vendedora de aguacates, una mujer con escasa preparación, pero que ha hecho todo lo posible por sacar adelante a su pequeña, esto le ha dado frutos, su hija tiene el mayor promedio, ese puñado de ejemplos (qué se replican en muchas partes del país), conforman las nuevas generaciones de hombres y mujeres con altas promesas de crecimiento, ellas y ellos serán la clase media alta, los líderes y nuevos jefes.
Nuestro drama descansa en todos aquellos pequeñitos que literalmente han sido sentenciados a la nada, a una vida sin expectativas, ausente de inspiración, huérfana de metas, la carne de cañón de iluminados y demagogos.
La maestra “Patricia”, educadora en un barrio explosivo como Cuautepec, se lamenta y dice, el que llegue a conocer niños realmente brillantes, despiertos, que en otras condiciones serían portentos en ciencia o investigación, pero que por su entorno familiar y por la indolencia del sistema educativo, verán ir a el basurero sus vidas, atados a respirar del subsidio de los poderosos apoyos, le dicen.
La profesora Paty, finalmente se rinde, dice para sí misma: “total, a mí solo me pagan por enseñarles y es una pena que estos niños a nadie les importe”.