*Preocupados por el cambio de las prioridades
estadounidenses, algunos de los socios
tradicionales de Estados Unidos se han enfocado
en fortalecer sus lazos con otros países.
*Nuevos acuerdos comerciales. Sanciones
conjuntas contra Israel. Acuerdos militares.
Con Información de The New York Times.-

Los aliados más cercanos de Estados Unidos se están uniendo para hacer avanzar sus intereses y estrechan sus lazos a medida que el gobierno de Donald Trump los desafía con aranceles y otras medidas que están trastornando el comercio, la diplomacia y la defensa.
Preocupados por el cambio de prioridades bajo la actual presidencia de Estados Unidos, algunos de los socios tradicionales del país en la escena mundial han pasado los turbulentos meses transcurridos desde la toma de posesión de Trump en enero enfocándose en estrechar sus relaciones directas, haciendo alarde de sus poderes diplomáticos y dejando de lado a Estados Unidos.
Esta dinámica emergente implica a países como el Reino Unido, Francia, Canadá y Japón, a menudo denominados por los expertos en relaciones internacionales como “potencias medias” para distinguirlos de superpotencias como Estados Unidos y China.
“Se trata de democracias industrializadas, aliadas de Estados Unidos, que apoyan las normas e instituciones multilaterales”, dijo Roland Paris, profesor de relaciones internacionales y director de la Escuela de Posgrado de Asuntos Públicos e Internacionales de la Universidad de Ottawa.
“Y a medida que el orden internacional se ha ido desintegrando, y como Estados Unidos ha expresado que está menos dispuesto a respaldarlo, lo que hemos visto es un cambio en el papel de las potencias medias”, añadió.
Ese papel, según Paris, se caracteriza por la búsqueda de “iniciativas oportunistas e interesadas que siguen siendo colaborativas”, incluida una serie de acuerdos menores sobre comercio y defensa en los que participan países europeos y Canadá.
Los esfuerzos de estos países por acercarse los unos a los otros mientras Estados Unidos recalibra su papel global y la forma en que trata a sus aliados de muchos años se pondrán de manifiesto en los próximos días, después de que se reúnan los líderes del Grupo de los Siete países industrializados en Alberta, Canadá, para celebrar su cumbre anual.
El gobierno canadiense, que preside este año el Grupo de los Siete, también ha invitado a los dirigentes de otras potencias importantes del mundo en desarrollo como India, Brasil y México.
Los organizadores están planeando reuniones bilaterales y de menor envergadura sin Estados Unidos, y el evento será la primera vez que Trump se enfrentará, desde que asumió el cargo, a una gran fila de aliados tradicionales de Estados Unidos que están siendo objeto de la hostilidad de su gobierno a través de aranceles u otro tipo de conflictos. (En el caso de Canadá, además de los aranceles, Trump también ha amenazado la soberanía del país).
Como resultado, los expertos ven a Estados Unidos cada vez más separado, incluso aislado, de la estructura que ha construido y presidido durante las últimas décadas.
“¿Deberíamos, en cierto modo, hablar de un G6 más uno?”, dijo Jacob Funk Kirkegaard, investigador principal en Bruselas del Instituto Peterson de Economía Internacional.
“En esta situación, en la que las principales instituciones políticas y militares tradicionales de Occidente están siendo desatendidas, o despreciadas, por el gobierno de Trump, la Unión Europea (UE), pero también el Reino Unido, Canadá y Japón, van a tratar de reforzar otros canales”, añadió.
De hecho, eso ha estado ocurriendo de forma intensificada.
Los países europeos y Canadá se han mostrado especialmente activos en la búsqueda de formas nuevas y más profundas de colaboración.
En mayo, la Unión Europea y el Reino Unido celebraron una cumbre que se anunció como un restablecimiento de las relaciones tras la salida británica del bloque en 2020.
Llegaron a un acuerdo que incluía una ampliación de los derechos de pesca de los países de la UE en aguas británicas, más acceso a los mercados europeos para los vendedores de carne británica y un importante acuerdo de defensa y seguridad.
Canadá y el Reino Unido también han presionado para aumentar la colaboración militar con la Unión Europea, mientras esta pone en marcha un programa de préstamos de 150 Mil Millones de Euros, unos 171 Mil Millones de Dólares, para impulsar la inversión en defensa.
Ambas naciones están trabajando para completar los requisitos previos necesarios para participar plenamente en el programa como proveedores militares.
La situación con Estados Unidos “exige que la Unión Europea intente reforzar sus negociaciones políticas y comerciales con otras naciones”, dijo Ignacio García Bercero, miembro no residente de Bruegel, un grupo de reflexión de Bruselas, y ex negociador comercial de alto rango de la Comisión Europea.
La oleada de actividad entre estos países no se limita al comercio. También están colaborando en temas diplomáticos en los que el apoyo estadounidense ha flaqueado.
Esta semana, el Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Noruega impusieron conjuntamente una prohibición de entrada y congelaron los activos financieros de dos ministros del gabinete israelí de extrema derecha, una rara acción coordinada de las potencias occidentales por el manejo de la guerra en Gaza.
En Mayo, el Reino Unido, Francia y Canadá también habían emitido una dura declaración sobre Israel en la que condenaban la situación humanitaria en Gaza.
El impulso hacia una mayor cooperación no se ha limitado a las naciones tradicionalmente aliadas. Por ejemplo, la Unión Europea ha estado trabajando para ampliar sus acuerdos comerciales con economías de todo el mundo, desde India hasta naciones sudamericanas.
“Negociamos”, dijo Maros Sefcovic, comisario de comercio de la UE, en una publicación reciente en las redes sociales, en lo que se ha convertido en un estribillo habitual del bloque. “No nos aislamos”.
Sin embargo, los dirigentes de todo el mundo siguen insistiendo en que Estados Unidos -con su inmensa economía y sus desarrolladas tecnologías militares- no puede ser excluido sin más del sistema comercial y de defensa. En lugar de eso, están trabajando para diversificarse de modo que dependan menos de Estados Unidos.
“Este tipo de iniciativas son, en parte, inversiones para adoptar nuevos sistemas que estarán con nosotros durante mucho tiempo”, dijo Paris.
“Creo que, a corto plazo, no hay una forma fácil de reducir el riesgo de la relación de Canadá con Estados Unidos, y no creo que haya ningún interés en reducir nuestro comercio con Estados Unidos”.
El objetivo, en última instancia, no era sustituir a Estados Unidos como socio, sino hacer que la relación con Estados Unidos fuera menos arriesgada.
Esto es especialmente cierto en el caso de Canadá, que está tan permanente y profundamente vinculado a Estados Unidos que le resultaría esencialmente imposible abandonar por completo esa relación en favor de unos lazos más estrechos con Europa.
En última instancia, la creciente hostilidad del gobierno de Trump hacia sus socios comerciales y militares tradicionales podría producir un cambio duradero entre los aliados de muchos años en favor de la exclusión de la economía más grande y poderosa del mundo.
“Se trata de países que comparten el amplio objetivo político de unos asuntos internacionales predecibles y basados en normas, un objetivo que, obviamente, ya no comparte el gobierno de Trump”, dijo Kirkegaard. “Estados Unidos primero significa Estados Unidos primero”, añadió, “aunque signifique un Estados Unidos más solo”.
El semanario de Coahuila
