Enviado por Miguel Ángel López.-
A esos mismos que asegurarían protegería y que jamás se repetiría un Ayotzinapa o los niños con cáncer que en Veracruz recibieron quimios con agua destilada cuando Javier Duarte era amo y señor de ese estado, esta administración sencillamente abandonó a su suerte a las víctimas, tanto en la peor fase de la pandemia (habrá terminado aún, no lo sabemos), cómo con los cientos de mexicanos agravados por él gorilezco gobernador del estado de Veracruz, Cuitláhuac García.
La defensa que el presidente López Obrador realizó a favor de su alquimista Hugo López Gatell, quien podría ser acusado del delito de homicidio por el terrible manejo de los contagios, calificando a su protegido de ser objeto de una injusticia en donde no se toma en cuenta “que los servicios prestados a la sociedad por el doctor Hugo López Gatell son excepcionales”.
Sí, yo también enmudecí, al recordar todas las frases, dichos, alegaciones y declaraciones de López Gatell durante los meses más crudos.
En febrero del 2020 señalo que el Covid “no era algo terrible, ni siquiera equivalente a la influenza”. Hoy, más de 600 Mil muertos se estrellan en la cínica cara de este mentiroso.
Pero la culpa no la tiene el indio, el presidente intenta salvarse a sí mismo, y que la posibilidad de que Gattel pague con prisión no lo involucre. López defiende a López para salvarse a sí mismo.
Una situación en paralelo ocurre con el tema Veracruz, la desaparición de la comisión senatorial que investigaría todas las violaciones de derechos humanos cometidas durante el periodo de Cuitláhuac ha sido borrada, una fracción de senadores -cuida chambas- de morena acataron la orden de no seguir “rascándole” a el asunto y abandonaron al único personaje que se había atrevido a defender a las víctimas.
El senador Ricardo Monreal pierde la mano ante la golpista actitud del presidente quien, nuevamente, claudica a toda una historia de compromisos con los miles de mexicanos que creen que el sería distinto.
Pero el poder corrompió y en su caso, el poder imperial lo corrompió imperialmente.
Cuitláhuac y López Gatell son los monstruos de una administración que se pudrió muy rápido, ejemplos de la más alta traición a los ideales de quien afirmó quería pasar a la historia siendo recordado como “uno de los mejores presidentes de México”.
Ya podemos imaginar lo que se dirá de esto en unos años.