El semanario de Coahuila
A los pobres Covid y hambre…con eso llenan
*Viene la segunda oleada del Covid, y quienes
viven como limosneros electorales, viviendo
de las migajas del Gobierno Federal, serán los
primeros en caer por su situación de calle, o sea,
entre menos burros más olotes.
Enviado por Miguel Ángel López.-
Gobierno sin estrategia y sin experiencia
Mexicanos que no pueden guardarse del Covid
La realidad no sabe de Covid, eso “muerde”, lastima el peso de las necesidades, de no saber de ayunos y tener que enfrentarse al reclamo por llevar alimento a las mesas.
He estado en mi tierra Chiapas, como muchos rincones del país son el laboratorio de la tristeza y de la brutal deuda que se tiene con los más pobres, la miseria no sabe de enfermedades que indican “guardarse”.
No nos engañemos, millones de mexicanos decidieron salir a correr el riesgo del contagio frente a la necesidad de tener que comer, así he podido comprobar que el hambre y la urgencia por tener 50 o 100 pesitos empuja a muchos a un salto suicida.
Salir a las calles o playas para vender sus productos, es penoso observar de cerca que esos mexicanos no tienen realmente quien los auxilie, campesinos, jornaleros, pescadores, vendedores de recuerditos, prestadores de servicios turísticos, millones de seres que se infectaron o enterraron a algún familiar.
O te mueres de Covid o te mueres de hambre en tu casa
Se trata de ese otro ejército invisible, alejados por los kilómetros de una zona centro del país, ajenos a la voluntad de aquellos otros políticos que desprecian a estos muertos vivientes de un México que le falta ser oficialmente un camposanto.
Duele tener contacto con una durísima realidad de esos seres humanos que no sabe de viajes, autos propios, ropa nueva, un fin de semana en el cine; padres de familia resignados a que sus hijos vivan condenados a respirar el mismo aire de desesperanza y frustración.
Ahoga el corazón mirar de cerca como esos jóvenes deciden reclutarse con los que sí pagan bien, con los narco, duele ver cómo gobiernos van y vienen, la sencilla historia de desgracias de estos seres humanos no cambia.
Aquí no va eso del “quédense en casa”. Sencillamente no cabe ante los estómagos vacíos, pobres de entre los pobres, olvidados de una supuesta revolución que los habría de sacar de su condición de parias, los resignados de siempre, de limosneros electorales.
Ser testigo de una rebanada muy grande del pastel social en el que se les ha arrojado, debería ser materia de mayores debates, de verdaderos programas de auxilio, cambio de estrategias para que por vías urgentes se rescate a todas esas generaciones de niños y jóvenes engrilletados a una condición de inexistencia, de nula atención.
Esos pobres han sido tratados como infantes, como animales, citando al presidente quien en su momento así los etiquetó.
Pase automático al sótano del infierno
A los políticos mexicanos deberían caérsele la cara de vergüenza ante el desastre humano que representan damnificados de años de políticas de engaño y fraudes, incluyendo la administración actual.
Nada ha cambiado en dos siglos, la bolsa de miseria toca siempre a una gran mayoría de mexicanos, la riqueza solo bendice a unos pocos y estamos tan habituado a ello que vemos como parte del paisaje a familias enteras sobreviven con lo básico.
Somos una sociedad “domesticada” en eso de las clases sociales, tanto que no nos insulta la necesidad de otros y ello no puede continuar.
Si bien es cierto, la pandemia ha golpeado a todos, son más los que no solo han recibido la bestialidad del choque sino que la parafernalia de un gobierno que llegó bajo la promesa de cambiar esa situación se ha colocado como el fraude más grande que se tenga memoria.
¿Quién o de qué manera se rescatará a esos mexicanos?. Perdóneme usted, pero no podemos ser indiferentes ante un holocausto de esta magnitud, una que combina la ancestral pobreza con una pandemia que deja sin recursos, ni salidas a millones, ¿dónde queda maldita sea la empatía?.
La 4T fábrica de pobres
Millones de mexicanos engañados como chinos
Volver al confinamiento es la muerte, en todos los sentidos
Agradezco la serie de opiniones que me han hecho llegar en relación al tema abordado en días pasados, con esos mexicanos que figuran como fantasmas por su nula calidad de vida, los pobres entre los pobres y que hoy se ven imposibilitados a “quedarse en casa” para no contagiarse.
Para esos seres humanos es preferible encomendarse a Dios y salir a la calle, al campo, a donde se pueda para ganar 50 o 100 pesos.
Esto es real, México es el más grotesco ejemplo de la desigualdad social y la crisis pandémica solo ha metido a millones en un tobogán indescriptible, donde las fronteras de la miseria y el abandono son el único invitado a la mesa de estas familias.
Todos los modelos económicos han fracasado unos con mayor estridencia, otros manejando matices que harían suponer que tuvieron mayor éxito en las ideas y en la aplicación de medidas que mejoraron los niveles de vida de los pobres.
Curiosamente fue en el sexenio de Carlos Salinas cuando varios mexicanos elevaron sus estándares, se dio un sensible alivio, los mexicanos con bastantes niveles de miseria encontraron en programas como “Solidaridad” un mecanismo real para dejar atrás años de pobreza.
La realidad es que al momento no hay vacuna
Claro, los excesos y las luchas intestinas en ese sexenio terminaron por derrumbar la aspiración del primer mundismo, el otro período se presentó con Fox, ayudado por los excedentes petroleros y una derrama de dinero que mantuvo ese sexenio en tablas de flotación sin oleaje, no se perdió ni se ganó, solo los pobres continuaron estando en el último lugar de los pendientes gubernamentales y así ha sido hasta la fecha.
Peor aún, manoseados por políticos que durante años les aseguraron que todo cambiaría una vez que los representantes del “pueblo bueno” tomaran las riendas y todo el andamiaje de la corrupción se viniese abajo, una vez que el portentoso brazo del apóstol tabasqueño se cruzara la banda en el pecho.
Los pobres no solo fueron engañados sino que su condición se ha llevado a límites criminales de abandono pues en medio del ataque de la Covid-19 esta administración se vio rebasada por su inexperiencia y ausencia de estrategias que permitieran blindar a los más necesitados.
Por no mencionar que le ha tocado a la clase media recibir los proyectiles de la improvisación y del olvido gubernamental empujándolos a formarse en las filas del desempleo y de la precarización de sus vidas.
Gatell dice una cosa y al otro día López Obrador lo desmiente
Al principio de este sexenio fuimos muchos los que deseamos que a este gobierno le fuese bien, mencionábamos los votos porque López Obrador se convirtiese en el gran remediador de los males de esta patria, recuerdo manifestar la voluntad por dejar atrás los tiempos de campaña y hacer un solo cuerpo con el presidente de México pero la traza de errores.
El empecinamiento de palacio por no aceptar que nos están llevando a los arrecifes y algo mucho muy delicado, la tozudez por esparcir un tufo de división y rencor entre los mexicanos ha obligado que los deseos por ver a un gobierno respetado y respaldado se mueran.
El hambre en muchos estómagos es el botón de muestra del fracaso y de la enorme deuda, que una ficticia 4T clavó en la espalda de esos mismos que votaron por ellos, los pobres entre los pobres y ahora peor, con muchos de la clase media enojados con la corrupción de EPN entregaron su futuro a quien les regaló el pase automático al sótano del infierno.