Enviado por Sócrates A. Campos.-
Dice la doctora Olga Sánchez Cordero que nos dejan un país lleno de tumbas, y más que tumbas, odios, resentimientos, dolor, orfandad, corazones rotos, vidas incomprendidas, vidas frustradas, miedos, horrores, terrores y ahí vamos.
No pateando el bote, sino sacando huesos de cualquier lado, oliendo los campos a carne en putrefacción, latiendo el corazón cientos y miles de mujeres, hombres y niños andan buscando la razón de su dolor enterrado en cualquier sitio y eso es parte de la guerra contra el narcotráfico.
Esto se lo debemos a Felipe Calderón que, a lo mejor, por ello, está sumido en el alcoholismo cuando ha sostenido que ni modo, que eran mexicanos que estuvieron en un mal lugar en un mal momento y son parte de los daños colaterales, y todo porque el panista no entendió que más que guerras contra los mexicanos debería extender el trabajo y la paz en el país.
A Calderón, lo venció el miedo y el entreguismo con los gringos y les permitió violar nuestra soberanía, cuando las agencias norteamericanas contrabandearon armas a México para darlas y venderlas a grupos del crimen organizado y a los propios policías para que tuvieran armas no rastreables que pudieran usar en sus matanzas y así, impusieron los programas Rápido y Furioso y Receptor Abierto.
En su momento, fueron denunciados por los propios norteamericanos como grandes peligros y violaciones contra México, y el presidentito que le quedan grandes los uniformes y las cachuchas, donde hasta las águilas de la gorra temblaban, se quedó callado.
Así avanzó Calderón, para desviar miles de millones canalizados a las policías para compra de armas y equipos y siguió la matanza avanzando, contabilizando más de 275 mil asesinados en tres sexenios y más de 37 desaparecidos y muchos más encarcelados.
Otros desplazados, huérfanos y viudos y así, Felipe Calderón, sigue en la impunidad y se da lujos que nadie sabe de dónde saca el dinero, ni siquiera para sus borracheras y francachelas de mocho y persignado tragando santos y defecando diablos…
Pero así , también, nos quedamos callados, por miedo o por terror los mexicanos, y nos hemos convertido en cómplices reales de esas matanzas contra nuestros hermanos…
Y mientras acá se generalizaba la carnicería con el cuento de la guerra contra el narcotráfico alentada y financiada por los gringos, ellos, en los Estados Unidos, van legalizando el gran negocio y lo hacen suyo para el mundo.
Ellos sacan los productos para la curación de varias enfermedades y venden la marihuana con el estilo gourmet y van clasificando las piezas y van aumentando su toxicidad y den el golpe para que ellos, dicen, con la mota, puedan hacer el amor, porque ellos tan estresados por la vida y la televisión y las chelas tienen que tener estimulantes para poder realizar sus actos de amor.
Y ahí está la inmensa venta de ese material que impiden, ahora, que nosotros mismos los podamos legalizar, todo porque ellos mandan y los lacayos obedecen, y creo que ya son otros tiempos y las cosas cambiarán.
En México, dicen los expertos, hay más de siete variedades de marihuana de alta calidad, entre ellas la tradicional Golden Acapulco y la Barba Roja oaxaqueña y, por puesto, que hay una infinidad de predios y de variedades y formas de cultivar de la amapola, material que los propios gringos introdujeron en México en tiempos de la segunda guerra mundial con la aprobación del gobierno mexicano, y se quedó para enviciar.
Acá, dicen, están los mejores laboratorios de cristal y de anfetaminas y de crack y refinación de cocaína y de morfina y heroína y en fin, el gran crecimiento en empleos han sido las expansiones de las narco tienditas, la de los vigilantes y soplones, las de sicarios y tiradores de drogas y la expansión de burdeles y picaderos, y a lo mejor, a eso se refería el Felipe Calderón cuando decía que rebasaría a AMLO por la derecha y que su mejor propuesta era la de generar empleos.
Y sí, Calderón lo cumplió, generó más empleos de policías y de muerteros, de agencias funerarias y hospitales de emergencia, de cajas de muertos, de panteoneros, de lloronas y de chillones que consumen miles de cajas de pañuelos de papel y de café y de dolores y de turismo para buscar muertos y enterrados, desaparecidos entre el fango del terreno y el llanto del dolor.
Todo eso, queda sin castigo, y nadie sabe reclamarle a ese ex presidente panista la desviación de miles de millones que deberían ir a resolver problemas de los vivos y que sirvieron para aumentar los muertos con el descaro de decir que eran simples daños colaterales y punto.
Nadie investiga los desvíos de dinero de los fondos para armas y equipos que se perdieron en la brutal corrupción de los cuerpos de policía que solo aumentaron, no su eficiencia, sino sus cuentas bancarias y, ahora, son hasta intelectuales del crimen organizado y como las viejas prostitutas, de viejas, dan consejos, cuando no pudieron controlar las matanzas en sus tiempos…
Ahora, sí, es verdad, los nuevos encargados de la seguridad en el país que nombrará AMLO, no tienen la experiencia y a la mejor ni las mañas, y eso es bueno, porque tendrán que estudiar de verdad y encontrar caminos de solución para evitar la inseguridad y las matanzas, para llegar no a los arreglos con los criminales sino a los acuerdos para la paz que son caminos distintos y diferentes.
Ahí tendremos la vital opinión e investigación de los medios de comunicación y de muchos valientes comunicadores que han escrito sobre este tema tan complicado y peligroso en libros, artículos y opiniones, y a ellos, también, se les debe consultar, y a las madres de los asesinados y a sus viudas y huérfanos y a los mexicanos que sabemos el dolor de este mal.
Sí, que bueno que entramos a otros campos y no tienen experiencia, pero tienen voluntad, y eso es bueno, sino, seguiremos viendo las matanzas como en el 68 que quedan en la impunidad…miles de asesinados reclaman justicia y miles de desaparecidos reclaman investigación.
Ojalá lo logren y llegue la pacificación…y no sigamos con la impunidad que se mantiene de la masacre de Tlatelolco en 1968.