Circo Barato – El Alambrista …de Palacio Nacional

10 febrero, 2020 en

El alambrista barato de Palacio Nacional

*Con la credibilidad en un hilo y los problemas

  que a diario se le acrecientan, el Presidente se

  atrinchera con sus “Datos” y niega con berrinche

  de niño malcriado lo que la realidad expone

  inmisericorde.

  

Enviado por Roberto Cienfuegos.-

Sus promesas incumplidas lo llevan al borde de la desconfianza nacional

A propósito de los desmanes que personas -casi un eufemismo en este caso- embozadas están perpetrando cada minuto en la UNAM y el señalamiento presidencial de que “hay mano negra” en ese conflicto, así como de otros episodios de la estampa nacional -la rifa del avionazo, la crisis del Insabi, unas siglas que todos conocemos ya y más- da la impresión de que en Palacio Nacional habita un alambrista.

Astuto eso sí, que hace esfuerzos un día sí, otro y el siguiente también, para impedir la pérdida de su propio equilibrio y aún el desborde nacional.

El presidente Andrés Manuel López Obrador parece más bien el hombre que apenas detiene en solitario el muro mayor del Palacio donde vive, saben él y Dios con qué angustias personales y políticas.

Sin embargo, a momentos crece la sensación -que se desplaza entre polos tan distantes como la incertidumbre y la confianza- de que las cosas están cada vez más peliagudas en el país, y que a contrapelo de la opinión presidencial -para variar-, eso de gobernar está resultando una tarea harto compleja.

La inseguridad crece todos los días… porque? Si prometió que se iba a acabar

Esto en medio de pronósticos sombríos de organismos, expertos e instituciones de que la economía seguirá por un buen rato más dando tumbos entre los estertores catastrofistas y la esperanza, tenue pero al fin esperanza, de que habrá un leve repunte.

Ojalá sea esto último, no importa incluso que resulte mediocre y precario, y aún muy por debajo del mínimo indispensable que pese a su urgencia sigue siendo crítico.

El alambrista en Palacio se apertrecha con el consabido “yo tengo otros datos”, pero en realidad otro tema de la agenda nacional como la seguridad y el abatimiento del crimen organizado sigue como un enorme problema de resolución o al menos de registrar un relativo progreso cuando uno constata cada día que este flagelo se ensaña contra cada vez más mexicanos, desguarecidos y sujetos al capricho y voluntad de los llamados malos.

También golpea al inquilino de Palacio la debacle de su propio movimiento político. Los morenos parecen estos días chinicuiles en la sartén en busca de no tatemarse pero sucumben en el intento.

Las masacres son el pan diario en México…y dice que estamos bien…felices

Antes que apuntalar la gobernanza y a su propio líder natural, al margen de la sana distancia proclamada por el ex presidente Ernesto Zedillo respecto al PRI de su época, los morenos andan todos rebeldes.

Entre ellos, ejercitan a granel las zancadillas, los piquetes de ojos y las quebradoras en lo que constituye la marcha perfecta en una ruta en firme hacia la gran debacle.

Sobre los otros partidos políticos, mejor ni hablar. El propio presidente, tan omnipotente y omnipresente, ha erigido un muro que ni las recientes comidas en Palacio Nacional con políticos de partidos opositores han podido derribar, lo que lo deja en la soledad del monólogo y prácticamente sin interlocutores políticos lo suficientemente capaces, y aún interesados, en abonar a la gobernabilidad, aún sí es cierto ésta no se encuentra en crisis, pero tampoco en una consolidación franca, sólida y saludable.

En los días que siguen se esperan nuevos anuncios sobre eventuales inversiones en infraestructura energética, un punto clave como sobra abundar, pero que también acusan incertidumbre por las posturas inamovibles del solitario en Palacio en torno a temas como los “farmouts”.

El descontento nacional aumenta y el estallido social está a la vuelta de la esquina

¿Se mantendrá la negativa a las alianzas estratégicas y nuevas rondas petroleras? Muy pronto se sabrá.

En noviembre, es cierto, el presidente y poderosos capitanes del sector privado anunciaron planes ambiciosos en materia de infraestructura nacional, pero persiste la incertidumbre sobre cuándo esos planes comenzaran a constatarse en la realidad.

Al coctel nacional, complejo en sí, se añaden dudas, sospechas y aun vaticinios sobre la inminente captura de organismos como el Instituto Nacional Electoral (INE) y aún el poder judicial, en donde las reformas están a la vuelta de la esquina aunque en una ruta escarpada ante los presuntos contenidos de esa acometida.

Con la mayoría todavía en el Congreso, el presidente propugna el rango constitucional de los programas sociales que impulsa su gobierno en medio de críticas por la subjetividad de éstos, su carencia de reglas de operación y la intencionalidad de los mismos, electoral presuntamente.

Su partido Morena andan envueltos en pleitos internos y nadie le hace caso

En fin. Seguramente el presidente seguirá en su ruta, inamovible y convencido de que está embarcado en una profunda transformación, aun cuando otros muchos la juzguen en realidad una demolición institucional del país.

Qué pasará en México?

Es quizá la pregunta más inquietante, cuya respuesta afirmativa parece que sólo tiene López Obrador y si acaso, una parte de sus seguidores porque ni siquiera todos ellos están convencidos del todo sobre las bondades y virtudes de las acciones que están en curso. Amanecerá y veremos.

Compromiso y Credibilidad

Fueron tantas y por muchos años las promesas que a lo largo de sus campañas hizo Andrés Manuel López Obrador, entre ellas la principalísima de que llegaría la seguridad, pública a México en caso de ganar la presidencia, que millones de mexicanos le creyeron, y lo comprometieron en un grado que resulta ahora harto peligroso.

Hace esfuerzos sobrehumanos para mantenerse en el alambre

De otra forma sería inexplicable su triunfo en julio de 2018. Además, México ¿estaba? como decían las abuelas hasta la coronilla de tanta violencia y sobre todo al tope del hartazgo por las cifras de muertes asociadas al crimen de todo tipo, organizado y desorganizado.

Con el propósito de abatir la inseguridad y la violencia, el gobierno de Amlo echó a andar en junio de 2019 la Guardia Nacional, un cuerpo conformado por efectivos del Ejército, la Marina armada de México y miembros de la Policía Federal, pese a que éstos últimos fueron descalificados por el propio López Obrador en su discurso de asunción presidencial.

En ese discurso, López Obrador dijo que la Policía Federal constituía un agrupamiento de apenas 20 mil efectivos, “que carecen de disciplina, capacitación y profesionalismo”.

Pese a ello, muchos de esos agentes fueron incorporados a la flamante Guardia Nacional con los nefastos resultados que tenemos a la fecha.

2019 con una cifra de muertes violentas superior a las 35 mil

También en su discurso inaugural como presidente de México, López Obrador dijo que la causa principal de la desigualdad económica y social, pero “también de la inseguridad y de la violencia que padecemos” fue el fracaso del modelo económico neoliberal de los últimos 36 años, y “también por el predominio en este periodo de la más inmunda corrupción pública y privada”.

En otras palabras, insistió, “como lo hemos repetido durante muchos años, nada ha dañado más a México que la deshonestidad de los gobernantes y de la pequeña minoría que ha lucrado con el influyentismo”.

Y añadió: “esa es la causa principal de la desigualdad económica y social, y también de la inseguridad y de la violencia que padecemos”.

Excelente diagnóstico, creíble y abrazado por millones de mexicanos, esperanzados de un cambio, fastidiados hasta el hartazgo de tanta violencia, crimen e impunidad.

Pero…qué pasó?

El gobierno que hizo de la esperanza un estandarte nacional confronta hoy día sus propios resultados, hasta ahora por lo menos nada halagüeños. ¿Acaso un diagnóstico fallido?.

La Guardia Nacional es agredida en todo el país

Entramos ya en el décimo quinto mes de la 4T, más tiempo si se suma el co-gobierno que se instauró apenas unas horas después del triunfo de julio del 2018 y más todavía si sacamos cuentas de los años en campaña presidencial, un periplo extenso, infatigable y minucioso por la geografía del país que debería haber bastado y sobrado para no sólo diagnosticar sino para comenzar a resolver los temas más críticos del país, la criminalidad entre ellos.

Pero nada…Lo dicen los hechos, siempre sagrados y alejados invariablemente de las opiniones e interpretaciones.

En las últimas horas, una serie de focos criminales cobraron más de medio centenar de vidas en nuestro país, que cerró 2019 con una cifra de muertes violentas superior a las 35 mil. El registro criminal campea.

A miembros de la Guardia Nacional se les agrede con huevos y piedras en Apatzingán. Y ante el reto, el flamante cuerpo policiaco-militar, retrocede para impedir un escalamiento de la violencia conforme al modelo Culiacán de octubre pasado.

En Uruapan, cinco adultos y cuatro menores murieron bajo una ráfaga de fuego en la víspera en un ataque perpetrado en un centro de videojuegos.

AMLO pide más tiempo para tratar de gobernar bien

La crónica criminal revela que en menos de tres días, 20 personas murieron asesinadas en Michoacán, cuya capital Morelia es la más violenta luego de Uruapan. Allí mismo fue recién detectada una fosa con 11 cadáveres.

En la alcaldía Magdalena Contreras de la ciudad de México, otras tres personas fueron ultimadas.

También en las últimas 48 horas fueron asesinadas 17 personas en Puebla, donde gobierna Miguel Barbosa, del partido o movimiento gobernante.

¿Y entonces qué pasó? Se ha pedido más tiempo para que la estrategia, defendida por la 4T a capa y espada, rinda frutos. Ojalá. El tiempo mengua y la credibilidad también.

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