Solamente han transcurrido 100 días
del nuevo gobierno, suficientes para que
la esperanza del pueblo se desvanezca
ante los datos incuestionables que nos
reflejan la cruda realidad que enfrentamos
en puntos calves para el crecimiento
económico y nuestra estabilidad social.
Enviado por Carlos Ramos.-
Revisando cifras y promesas, algo anda funcionando mal en estos cien días de gobierno que no encaja ni con las expectativas ni esos discursos encendidos que criticaban a otros y prometían mejoras sustanciales.
Morena y su candidato, hoy presidente, presumieron su altísima capacidad para impedir los gasolinazos y evitar a toda costa el encarecimiento de los combustibles.
Dieron cifras, comparativos, ejemplos internacionales, en fin, un abanico de argumentos para convencer que sólo la mafia del poder destrozaba los bolsillos de las familias, así que saque algunos números y aquí se los expongo.
Durante la presidencia del PAN las gasolinas valían los siguiente: en julio del 2010; la Magna $8.36; la Premium $9.90 y el diesel $8.45.
Dos años después en el 2012 la Magna $10.36; la Premium $10.95 y el diésel $10.45.
Llegó el PRI dejando los valores al 2018 de la siguiente manera: la Magna 17.92; la Premium 19.40 y el diésel 18.96.
Llevamos apenas 100 días, sólo 100 y aquellos que dijeron no permitirían los gasolinazos, nos enfrentan a estas tarifas en el mes de febrero, la Magna $20.60; la Premium $ 20.90 y el diésel $22.35.
En estos cortos tres meses los precios se han elevado exponencialmente mientras otras naciones, como Holanda están elaborando leyes para a hacer obligatorio la prohibición del uso de autos que usan combustible en el 2025.
No se permitirán en todo el país autos a gasolina y diésel y para ello han innovado sus sistemas de alimentación móvil a través, por ejemplo, del beneficio que otorga el calentamiento del pavimento en las carreteras durante el día.
Ese calor lo convierten en energía y cada 50 metros hay un abastecedor para las baterías de autos eléctricos.
Estas “estaciones” generan enormes beneficios de ahorro monetario a las familias, reducen los niveles de contaminantes y motivan la inventiva y creatividad para nuevas tecnologías “limpias”.
De igual forma sus esquemas de alta seguridad pública, dejan que las familias se transporten libremente en bicicletas.
En naciones, como repito Holanda, el gobierno ha preguntado a sus empresarios qué necesitan, en que los apoyan y contestaron simplemente, más educación, más tecnología “de lo demás nosotros nos encargamos”.
Aquí en nuestro país, se vive de la demolición del opositor, nada se le robó en todo hay que reemplazarlo. Años convenciendo al electorado que las tarifas en gasolinas era producto de gobiernos malos, ineficientes y corruptos y ahora, a cien días, pues estamos peor.