*Según estimaciones ya se han pagado
al día de hoy más de 460 millones de
pesos en la renta del hangar y el pago
de las mensualidades de lo que se debe
por el costo de la aeronave.
Por Juan Alberto López.-
Un avión que ya no sale ni en rifa, porque a nadie le interesa comprar una aeronave que no se ajusta a las necesidades ni de transporte comercial ni de materiales y hacerle cambios significaría un desembolso que no es rentable o que de entrada bajaría el precio por carecer de atractivo.
De seis posibles compradores que anunció Andrés Manuel López Obrador, ahora solamente tiene dos personajes interesados a medias en adquirir el dichoso avión: Son el magnate petrolero texano, presidente de Coastal Corporation, Oscar Wyatt Jr., de Houston, y su socio Morris Douglas Jaffe Jr., de San Antonio, quien tiene entre sus empresas a Jetran.
Una empresa que es de aviación, y el precio que ofrecen por el avión no llega ni a los 70 millones de dólares, muy por debajo de lo que piden el gobierno mexicano que oscila entre los 150 millones de dólares y que nadie se los va a dar.
A la fecha, el Boeing TP-01 tiene más de 315 días guardado, y ha costado más de 460 millones de pesos por conceptos de mantenimiento, renta y el pago de mensualidades de lo que todavía se debe de la aeronave, porque todavía no se paga en su totalidad y se están está pagando 34 millones de pesos al mes por la deuda que se tiene con Banobras para la compra original.
El TP-01 fue enviado a Victorville, un aeropuerto a unos 80 kilómetros de San Bernardino, en California, donde no hay aviación comercial, pero que entre sus servicios está el de pensión aérea.
El avión presidencial fue acomodado ahí por la empresa Boeing y, de acuerdo con el contrato de servicio, se está pagando poco más de un millón de pesos al mes, con un plazo de un año y la posibilidad de renovarlo por otro.
Cuando se anunció su puesta en venta, y se dijo que era un avión “casi nuevo y muy lujoso” la realidad es que no lo es tanto, salvo que por lujo se incluya todo el sistema de seguridad y comunicaciones que tiene un avión presidencial, como este.
El avión presidencial tuvo un precio de 231 millones de dólares-, pese a los avanzados sistemas de telecomunicaciones y defensa que se le incorporaron y durante la campaña, López Obrador dijo que había costado 7 mil 500 millones de pesos (573 millones de dólares al tipo de cambio de noviembre de 2012, cuando se cerró el trato con Boeing), lo cual era totalmente falso.
Y aunque en realidad, Banobras, que hizo la operación financiera, pagó menos de la mitad en ese entonces, ese avión nunca tuvo la capacidad para 280 personas, como dijo López Obrador, sino para 110, y estaba lejos de ser un avión lujoso, para los estándares de la aviación.
Por ejemplo, el Air Force One del Presidente de Estados Unidos, un Jumbo 747, con quien lo comparó, tiene salas de conferencias y comedores, y su precio es de 379 millones de dólares.
La configuración que tiene el avión presidencial es uno de los problemas para poder venderse, porque se armó de acuerdo con lo que pidió el gobierno -como es la configuración de las aeronaves presidenciales en el mundo-, por lo que su capacidad de pasajeros es reducida, para efectos comerciales, y las turbinas tienen menor potencia, porque tiene menos peso, o sea, no sirve para adecuarlo al comercio.
Además, el TP-01 era un avión que la Boeing utilizó como “demo” para mostrarlo en todo el mundo, y similares a él existen otros tres en el mercado, es decir, es una nave vieja para la velocidad como van los modelos Dreamliner y no sirve para vuelos comerciales, además de que resultaría más económico para una aerolínea comercial adquirir uno nuevo.
El avión ‘José María Morelos y Pavón’ se está deteriorando rápidamente, pese al servicio de mantenimiento contratado, y entre más demore su venta, menos dinero se obtendrá por él.
Los clientes también se han estado desanimando, y ahora sólo están Wyatt y Jaffe, a quienes todavía no les aceptan la oferta.
El comisionado ponente del IFAI, Joel Salas, advierte que conocer el convenio con la empresa Boeing, para resguardar el avión presidencial, dará certeza a la población de las condiciones y costos acordados previos a su venta, porque los ciudadanos quieren un gobierno que actúe de manera austera y que sus resultados reflejen el principio de ahorro y austeridad.
En su momento López Obrador dijo: Esta avión “No lo tiene ni Obama” fue la frase que la colocó en el imaginario colectivo la dimensión del despilfarro en la que incurrió el gobierno saliente encabezado por Enrique Peña Nieto, lo cual también es totalmente falso.
Y al mismo tiempo, la promesa de campaña de ponerlo a la venta y no utilizarlo jamás, en caso de alcanzar la primera magistratura, fue la oferta con la que sintetizó su objetivo de acabar con el dispendio y gobernar bajo el estricto principio de la austeridad republicana, y paradójicamente ahora ese avión se ha convertido en símbolo de su propio despilfarro y terquedad.
El avión presidencial José María Morelos, que en un spot de campaña, el hoy presidente de México llegó a afirmar que había costado 7,500 millones de pesos, (FALSO), y permanece hoy resguardado en California y bajo un manto de opacidad que no deja ver cuánto cuesta en realidad su resguardo ni de qué tamaño son los supuestos ahorros que permite su desuso, lo cual se advierte es todo lo contrario.
De acuerdo con información de la Secretaría de Hacienda, el costo de la nave fue de 5 mil 213 millones de pesos, de los cuales a la fecha apenas se han pagado poco más de mil 622 millones de pesos.
Para este año 2019, se habrían previsto 416 millones de pesos para el pago de la anualidad, del avión presidencial más costoso del mundo a causa de las políticas de López Obrador que está empecinado en venderlo y su terquedad está costando miles de millones de pesos a los mexicanos.