Ante el desastre de la 4T …Sucesión Adelantada

25 enero, 2021 en

Un desastre gubernamental organizado por Andrés Manuel López Obrador.

 

Enviado por Vladimir Galeana.-

Ricardo Anaya anuncia su decisión de volver a contender por la Presidencia de la República en 2024.

Ante el desastre gubernamental organizado por Andrés Manuel López Obrador, el panista Ricardo Anaya protagoniza un video con el que anuncia su decisión de volver a contender por la Presidencia de la República en 2024.

Claro está no faltará quienes intenten controvertir al blanquiazul, pero no está haciendo otra cosa más que lo mismo que hizo durante tantos años el ahora Presidente de la República: recorrer el territorio patrio de cabo a rabo hablando mal de los gobiernos panistas y tricolores, y apostando al hartazgo de la gente para generar simpatías y mantenerse vigente entre el electorado de todo el país.

El señor Anaya tiene todo el derecho de aspirar a contender en la siguiente elección presidencial, pero lo que esperamos los mexicanos es que nos diga de dónde van a salir los fondos para recorrer los dos mil cuatrocientos cincuenta y siete Municipios que hay en todas las latitudes de este aún maravilloso país.

Su afán por destruir a las instituciones para instaurar un régimen dictatorial.

Porque siempre nos hablan de pulcritud y honestidad, y después comprobamos que el dinero es el principal motor de las aspiraciones para detentar el poder.

Pero también hay que señalar que ante el afán del Presidente de la República por destruir a las instituciones para instaurar un régimen dictatorial, son bienvenidas todas las aspiraciones que nos ofrezcan regresar al México de las instituciones y no de los “caudillos tropicales y bananeros”.

En lo personal, creo que Ricardo Anaya se equivocó de estrategia, porque de ahora en adelante será blanco fácil de las andanadas en redes sociales por parte de la granja de bots que mantiene vigente el Presidente de la República para desgastar a sus adversarios.

Pero también habrá que señalar que tiene en contra ese perfil de “niño bien” que ha asumido desde hace muchos años y que en la pasada elección le restó posibilidades de alcanzar el triunfo.

Si Donald Trump fue atractivo para que lo eligieran Presidente, no veo objeción para que Ricardo Anaya pueda lograr su propósito.

Para decirlo más claro, no tiene el carisma que se requiere para seducir a las masas como lo hizo Andrés Manuel López Obrador durante tantos años.

De cualquier forma su precandidatura es bienvenida porque lo que requiere este país en estos momentos son figuras que promuevan un balance entre un Presidente que todo lo resuelve con discursos mañaneros y utiliza el presupuesto público para sus caprichos personales.

Pero hay que decir que si algo tiene es un brutal cinismo para disponer del dinero de los mexicanos para beneficiar a sus parientes más cercanos.

No tan sólo han sido los contratos de Pemex a su prima hermana, también los ochenta y nueve millones de pesos para su hermano Pío con el pretexto de la remodelación de un campo de beisbol, y lo que sigue será un acto de mendicidad porque habrá una enorme inversión en los alrededores de su rancho “La Chingada” que detonará un crecimiento en la plusvalía de la zona de su propiedad.

Mientras nuestra democracia siga siendo garantizada por el Instituto Nacional Electoral, y el Tribunal Federal Electoral, bienvenidas todas las candidaturas.

La actitud de Ricardo Anaya, seguramente será acremente criticada por sus detractores, pero tiene todo el derecho de aspirar y realizar lo que esté de su parte para alcanzar la Presidencia de la República.

Y claro está, que padecerá las críticas que seguramente le endilgarán propios y extraños, pero México es hasta ahora un país de libertades y en el que todos podemos aspirar a ocupar cualquier cargo público o de elección popular.

Si Donald Trump fue atractivo para que lo eligieran Presidente de uno de los países más más poderosos del mundo, no veo objeción para que Ricardo Anaya pueda lograr su propósito.

Lo único que esperaría es que encabezara un gobierno distinto o diferente al destructivo que hasta ahora ha encabezado Andrés Manuel López Obrador.

Los tiempos políticos han cambiado, y la decisión de Ricardo Anaya forma parte de una nueva realidad que viviremos en lo sucesivo.

No podemos dejar de lado las intenciones antidemocráticas de Andrés Manuel López Obrador.

Mientras nuestra democracia siga siendo garantizada por las instituciones constitucionales que para ello hemos creado, como es el caso del Instituto Federal Electoral, y el Tribunal Electoral de la Federación, bienvenidas las expresiones políticas y las aspiraciones de cualquier mexicano que reúna las características que los mexicanos esperan de un buen gobernante, que habrá que reconocer que hasta ahora no lo hemos tenido.

A los mexicanos nos ha costado mucho alcanzar este sistema democrático, y por ningún motivo podemos dejar de lado las intenciones antidemocráticas de Andrés Manuel López Obrador. Al tiempo.

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