Enviada Por: César Huerta

La marcha de la Generación Z contra el gobierno de la Presidenta Claudia Sheinbaum no nació en México. Su punto de origen está en Buenos Aires, Rosario, Miami y Madrid.
En los despachos digitales donde operan los estrategas Fernando Cerimedo, Javier Negre y Agustín Antonetti, activistas de ultraderecha vinculados a Atlas Network y a la Fundación Libertad, se orquestó parte de la maquinaria digital que alimentó la convocatoria y las narrativas de la llamada “Generación Z” opositora.
La operación fue sofisticada
y transnacional
Detrás de los hashtags y videos virales que circularon en redes, hay una red de intereses políticos, empresariales y mediáticos que conecta a la derecha latinoamericana con sus pares europeos y con los grupos que orbitan alrededor de Ricardo Salinas Pliego en México.
Los arquitectos del ruido:
Cerimedo y Antonetti
El argentino Fernando Cerimedo no es un desconocido. Se hizo famoso por diseñar estrategias digitales de manipulación emocional: campañas basadas en bots, redes de cuentas coordinadas y videos virales que apelan a la furia y al miedo.

Su historial lo confirma: fue estratega de Jair Bolsonaro en Brasil en 2018, participó en la campaña del “Rechazo” en Chile y apoyó a Javier Milei en Argentina en 2023.
Cerimedo presume haber manejado la “campaña de contraste” de Bolsonaro durante los últimos 40 días antes de la elección, dirigida -según sus propias palabras- a “cambiar la percepción negativa” de sectores que rechazaban al candidato, incluyendo a la comunidad LGBT.
Lo hizo a través de una red de trolls y miles de mensajes coordinados por WhatsApp, que distorsionaban encuestas y creaban percepciones de mayoría.
Tras la derrota de Bolsonaro en 2022, Cerimedo amplificó desde Argentina la narrativa del “fraude electoral”, una operación digital que desembocó en los ataques al Congreso y al Palacio de Gobierno en Brasilia.
El Tribunal Superior Electoral de Brasil (TSE) sancionó a su empresa, La Derecha Diario, y suspendió sus cuentas por “difundir desinformación sobre el sistema electoral”.
En Chile, también jugó su papel: en 2020, su firma Numen publicó una encuesta falsa financiada por empresarios del “Rechazo”, y dos años después dirigió la campaña digital que hundió el nuevo texto constitucional, difundiendo desinformación contra el presidente Gabriel Boric.
El segundo engranaje argentino es Agustín Antonetti, un activista digital de la Fundación Libertad -uno de los centros ideológicos más influyentes de la derecha liberal iberoamericana, con sede en Rosario-.
Antonetti es la cara joven del entramado de Atlas Network en América Latina: coordina campañas contra gobiernos progresistas y dirige el proyecto Latin America Watch de la Fundación Friedrich Naumann, donde se especializa en atacar a lo que llama “regímenes autoritarios” como Cuba, Venezuela o Nicaragua.


Pero su activismo no se limita a esos países. En México, Antonetti fue pieza clave para viralizar los contenidos de la campaña digital contra el gobierno de la Cuarta Transformación, amplificando hashtags, videos y mensajes que luego fueron replicados por “La Derecha Diario”, el portal de Cerimedo.
El nexo mexicano:
Salinas Pliego y la
ultraderecha global
La conexión entre Argentina y México pasa por una figura clave: Ricardo Salinas Pliego, el empresario más activo en redes contra el gobierno de la 4T.
Su primo, Roberto Salinas León, dirige Atlas Network México, una red de think tanks neoliberales que promueve la privatización, la desregulación y el combate a los gobiernos progresistas.
Ambos participaron en la Conservative Political Action Conference (CPAC), celebrada en Argentina el 4 de Diciembre de 2024, donde confluyeron personajes de la ultraderecha global como el español Javier Negre -fundador de EDATVNews- y el mexicano Eduardo Verástegui, aspirante presidencial con apoyo del trumpismo.
La CPAC, inspirada en el modelo de Donald Trump, no fue solo un evento ideológico.
Funcionó como un espacio de networking político-empresarial, un punto de encuentro entre millonarios, activistas digitales y operadores mediáticos que hoy impulsan campañas coordinadas en varios países latinoamericanos.
De acuerdo con Infodemia, Salinas Pliego extendió una invitación directa a Javier Negre para que trasladara su medio digital “La Derecha Diario” a México. Negre aceptó.
El 30 de Enero de 2025, inauguró “La Derecha Diario México”, medio que en cuestión de semanas se convirtió en la caja de resonancia de la campaña digital opositora.
Desde sus cuentas y portales, el medio legitimó las consignas de la marcha, amplificó los mensajes del ecosistema argentino y colocó tendencias en redes que aparentaban “espontaneidad juvenil”, pero en realidad eran el producto de una operación transnacional de manipulación política.
La maquinaria del engaño
“La Derecha Diario” no es un simple portal informativo. Fue creada en 2020 por Cerimedo, junto a Juan Carreira y Ezequiel Acuña, con una misión precisa: difundir contenidos virales de desinformación política y emocional.
Su crecimiento coincidió con las campañas de ultraderecha en el continente, y su presencia digital está sostenida por bots, trolls y granjas de cuentas automatizadas.
En Agosto de 2024, el propio Javier Negre se incorporó como socio y quedó a cargo como director regional del medio, trasladando la operación a México con el financiamiento y el respaldo de los círculos empresariales ligados a Salinas Pliego.
De ahí surgió la red que hoy opera en plataformas como X (antes Twitter), TikTok y Telegram, difundiendo videos de supuestos jóvenes inconformes, memes políticos y consignas coordinadas con el discurso de los influencers afines a la oposición mexicana.
Atlas Network:
Fábrica de la desestabilización
Tanto Cerimedo como Antonetti orbitan alrededor de Atlas Network, el conglomerado de think tanks y fundaciones ultraliberales con sede en Estados Unidos, financiado por corporaciones y fundaciones conservadoras.
Atlas Network tiene filiales en América Latina, entre ellas la Fundación Libertad (Argentina), la Fundación para el Progreso (Chile), Relial (México) y el Instituto Ecuatoriano de Economía Política (Ecuador).
El objetivo es siempre el mismo: crear un ecosistema de influencia ideológica, mediática y digital para promover agendas económicas de mercado y desestabilizar gobiernos progresistas.
Antonetti, su activista más visible en América Latina, ha recibido invitaciones y becas de Atlas y de la Fundación Internacional para la Libertad, creada por Mario Vargas Llosa.


Desde ahí coordina campañas contra gobiernos de izquierda y forma parte de un ecosistema de desinformación continental que replica estrategias, lenguajes y narrativas desde Buenos Aires hasta Ciudad de México.
La Generación Z,
una marcha fabricada
La marcha del 15 de Noviembre de 2025, convocada como una “protesta ciudadana” de jóvenes mexicanos, fue en realidad una campaña digital profesional, diseñada y amplificada desde el extranjero.
Los mensajes de Antonetti y los videos de Cerimedo se viralizaron en cuestión de horas, y “La Derecha Diario México” los replicó con titulares diseñados para polarizar.
La estrategia fue la misma usada en otras partes del continente: fingir espontaneidad, agitar el resentimiento social, explotar el algoritmo y atacar al gobierno con discursos de “libertad” y “rebeldía”.
Pero detrás de cada tweet y cada influencer estaba una estructura de poder bien aceitada: empresarios, consultores y operadores mediáticos unidos por la ultraderecha internacional.


El nodo argentino no es una coincidencia. Es una muestra del nuevo mapa de la derecha global: empresarios, medios digitales y consultores políticos que operan bajo la misma lógica -usar las redes sociales para fabricar indignación y erosionar gobiernos progresistas-.
De Buenos Aires a México, de Madrid a Miami, las piezas son las mismas: Salinas Pliego, Negre, Cerimedo, Antonetti, los think tanks de Atlas Network y los fondos que financian el ruido.
La marcha de la Generación Z no fue una expresión ciudadana. Fue una estrategia transnacional, diseñada en laboratorios de propaganda política, donde el dinero y la manipulación sustituyen a la participación democrática. Y en el centro de ese entramado, una lección: la desinformación ya no se exporta solo en noticias falsas, sino en emociones. Es la nueva herramienta de la derecha global para conquistar lo que no puede ganar en las urnas.
El semanario de Coahuila


