Editorial
Limoneros de Michoacán
El asesinato del líder limonero volvió a avivar la dinámica criminal que organizaciones delictivas han instaurado desde hace más de una década en el estado y que ha dejado múltiples hechos violentos.
Bernardo era Bravo de apellido y de convicción. En un estado como Michoacán, donde el crimen organizado ha extendido sus tentáculos al campo y los cultivos, denunciar la inseguridad y defender a limoneros era, innegablemente, un riesgo. El también presidente de la Asociación de Citricultores del Valle de Apatzingán fue localizado sin vida al interior de una camioneta abandonada sobre una carretera de la localidad de La Tinaja.
La Fiscalía General de Michoacán confirmó el hallazgo del cadáver del líder limonero, el cual fue trasladado al Servicio Médico Forense donde se determinó que la causa de muerte fue una herida por disparo de arma de fuego en la cabeza.
Aunque el titular de la dependencia, Carlos Torres, declaró que aún no se ha descartado ninguna línea de investigación acerca del homicidio, lo cierto es que Bernardo Bravo era un aguerrido defensor de los productores de limón en Michoacán, un negocio en el que diversas organizaciones delictivas han logrado infiltrarse.
“Como Asociación de Citricultores del Valle de Apatzingán (ACVA) reiteramos que esta lucha siempre será pacífica, legítima y organizada, llevamos más de 15 años intentando garantizar: un mercado con trazabilidad, ordenado y justo; seguridad para trabajar nuestra tierra sin miedo y condiciones dignas para todas las familias que dependen del limón mexicano”.
“No daremos marcha atrás hasta que nuestras demandas sean escuchadas y atendidas”, se lee en una publicación realizada por Bernardo Bravo en su página de Facebook tan solo cinco días antes de su asesinato.
Constantemente, el presidente de la ACVA convocaba a reuniones con productores y jornaleros de limón no sólo de Apatzingán sino de diversos municipios michoacanos como Aguililla, Buenavista, Tepalcatepec, Parácuaro, Mújica y Huacana.
El pasado mes de marzo, el mismo Bernardo Bravo anunció que 30 empacadoras de limón permanecerían cerradas en Apatzingán luego de haber recibido amenazas por parte de grupos delictivos que operan en la región. Cerrar el famoso Tianguis Limonero de Apatzingán y frenar la producción del limón es una medida a la que constantemente se recurre para exigir que se garantice la seguridad de todos los involucrados en el sector agrícola toda vez que en el pasado se ha reportado el asesinatos o agresiones a empresarios, empacadores y jornaleros.
El semanario de Coahuila
