*Ahora en el poder las cosas se ven diferentes,
porque se llegó el tiempo de pagar una campaña
de 18 años, terminar y hundirse en el descrédito
ciudadano.
Enviado por Vladimir Galeana.-
Desde que Andrés Manuel López Obrador alcanzó el triunfo electoral que lo llevó a la Presidencia de la República, su forma de percibir las cosas cambio diametralmente.
Por desgracia siguió conservando ese voluntarismo que lo ha caracterizado en los últimos veinte años, y que lo ha enfrentado y confrontado con los principales sectores productivos del país.
Quizá esa persistencia de ver a los empresarios como enemigos cuando no se pliegan a sus dictados sea su principal defecto.
También hay que señalar que el problema no son tan solo los empresarios, el problema es el propio Presidente de la República que piensa que las cosas se hacen por decreto, y eso lo aleja de cualquier consejo que pretendan darle sus colaboradores más cercanos.
Volvemos a los tiempos del “Sí Señor”, a la más abyecta adulación con tal de seguir gozando de las prebendas del poder, como ha sido el caso de John Ackerman, quien ha señalado con una patética estupidez que el Presidente de la República es un científico y que por esa peculiaridad puede decidir el destino de este país.
Pero existe otro problema quizá de mayor envergadura, y es que pese a que entre los miembros de la mal llamada “Cuarta Transformación” existen elementos de gran valía, y hasta ahora han sido relegados porque nunca se prestarán a la adulación con tal de conseguir una mejor posición política y económica.
Caso contrario el de la ministra Olga Sánchez Cordero, mi compañera de Generación en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México, quien renunció a su sapiencia legal con tal de recibir los favores de un Presidente que acostumbra convivir y hacer tratos con delincuentes peligrosos.
Nunca antes la historia patria había registrado ligas delincuenciales entre el Presidente de la República y los miembros de uno de los carteles más poderosos del mundo, y que ha ocasionado un número incalculable de muertes por todo el territorio nacional durante los últimos treinta años.
Aunque no les guste a los miembros de la mal llamada “Cuarta Transformación”, esas ligas no son recientes, y son muchos los periodistas que han callado por temor a posibles represalias.
No podemos cerrar los ojos, la realidad es que existe la posibilidad de que en México tengamos un mandatario colocado ahí por el narco. No se puede negar lo evidente.
Andrés Manual López Obrador recorrió la República de cabo a rabo, haciendo campaña durante veinte años.
Y para hacer una concentración con quinientas personas, el gasto de transporte, comida, y pago a los operadores y líderes, es superior a los cien mil pesos, y de esos mítines el señor López Obrador realizaba al menos dos o tres todos los días.
¿De dónde sacaba el dinero?. No creo que haya sido de sus ahorros, o de lo que aportaba la gente como dijo alguna vez.
Cuando se realizó la captura de Ovidio Guzmán, los mexicanos nos quedamos azorados porque el Glorioso Ejército Mexicano tuvo que plegarse a los designios de quien emitió la orden de dejarlo en libertad.
Creo que las imágenes de Andrés Manuel López Obrador saludado a la madre de Joaquín Guzmán Loera, y después comiendo con narcotraficantes, con la presencia de los miembros de la Guardia Nacional por testigos, habla de que el señor López Obrador está intentando construir una nueva percepción del narcotráfico.
Ojalá los mexicanos nunca nos acostumbremos a eso, porque nos estaríamos bañando de lo mismo que él. Al tiempo.
Pacto Federal en Peligro
Un riesgo que ya se vivió antes
Nunca habíamos estado tan cerca del peligro de que la Nación Mexicana se convirtiera en un Estado Fallido, y el único culpable de ello es Andrés Manuel López Obrador.
La pretensión del tabasqueño de convertirse en un Dictador, y está a punto de hacerse realidad si en el Congreso se votan las leyes que enviará en menos de un mes para cambiar la dinámica de la relación con los estados, que hasta ahora mantienen la cualidad de ser libres y soberanos en su régimen interior como lo señala la Constitución Política, y componentes de un pacto para formar una República Federal, a la que hemos denominado Estados Unidos Mexicanos.
Antes de la llamada Guerra de Independencia, la Nueva España se regía por leyes impuestas desde España a través de la Constitución decretada por las cortes españolas reunidas en Cádiz, aunque solamente estuvo vigente dos años pues fue suplantada por regreso absolutista de Fernando VII al poder.
Después vendría El Congreso de Anáhuac, también llamado Congreso de Chilpancingo, convocado en la entonces Provincia de Tecpan, el 13 de septiembre de 1813 por José María Teclo Morelos y Pavón, donde un día después daría a conocer los “Sentimientos de la Nación”.
Posteriormente la Constitución de Apatzingán o “»Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana” promulgada el 22 de octubre de 1814.
La Constitución de 1824 fue un documento de carácter jurídico y político que tuvo como fin principal declarar el carácter independiente de México como país, y que fue creado y votado el 31 de enero de 1824, entrando en vigor el 4 de Octubre de ese año.
Después fue suplantada en 1836 por las “Siete Leyes o Constitución del Régimen Centralista” promovido por Antonio Severino de Padua López de Santa Anna, lo que provocó la declaración de independencia de Texas, Tamaulipas y Yucatán.
Una de las particularidades es que solamente se otorgaba la ciudadanía a quienes supieran leer y tuvieran ingresos de cien pesos anuales al menos.
Así, los trabajadores domésticos no tenían derecho al voto, pero desapareció la Republica Federal creando el “Supremo Poder Conservador”.
Sería hasta 1857 que se publicaría una nueva Carta Magna de orden liberal redactada durante la Presidencia de Ignacio Comonfort, y que constituía a la nación bajo la forma de Republica Democrática Representativa y Popular, y garantizaba los derechos del hombre, la Soberanía Nacional y dividía los poderes.
Así mismo se implantó un sistema de garantías individuales y se estableció la libertad de imprenta y de enseñanza.
Hoy esa, la libertad de imprenta no es otra cosa que la libertad de expresión, esa que ha sido violentada y mancillada por Andrés Manuel López Obrador y su vocero, Jesús Ramírez, quien determina cuales son los periodistas que tienen que dejar de escribir o de hacer su trabajo en los medios de comunicación tradicionales que son el periódico, la radio y la televisión.
Pero como alguna vez dijera el propio Andrés Manuel López Obrador, ahí están las benditas redes sociales, herramienta que hasta ahora se ha convertido en el mejor conducto para que los mexicanos entiendan que pese a la sombra del autoritarismo, la libertad de expresión sigue vigente.
Los tiempos que vivimos son muy difíciles, y la tentación autoritaria de Andrés Manuel López Obrador al pretender romper el Pacto Federal está latente.
Los gobernadores han recibido el mensaje, o se supeditan a los dictados presidenciales, o no habrá dinero de por medio por parte de la Federación.
El Peligro de rompimiento está a la vista, la voz de varios gobernadores se han manifestado frente a los excesos dictatoriales del Presidente de la Republica.
La Nación Mexicana está en riesgo, y solamente la puede salvar la voz de todos los mexicanos. Al tiempo.
El semanario de Coahuila




