TLC – Industria Automotriz …Se derrumba!!!

24 octubre, 2017 en

Sector Automotriz…la manzana de la discordia

TLC

Industria Automotriz

…Se derrumba!!!

 

Enviado por Pablo Trejo

Las dificultades mayores que está enfrentando nuestro país en el marco de la cuarta ronda de renegociaciones del Tratado de Libre Comercio se ubican en la falta de acuerdos sobre aquellos sectores en donde nuestros productos necesitan de una alta integración de componentes de los Estados Unidos o Canadá, a lo que también se le

conoce como reglas de origen o contenido regional.

Nuestra industria automotriz es sumamente competitiva en el escenario de la globalización

De entre de esa gama de productos, resalta nuestra boyante y muy saludable industria automotriz, la que desde la puesta en marcha del TLC, ha incrementado hasta en doce veces su nivel de exportaciones y en su contribución al PIB nacional, pasando de un 1.9 a un 3.5 por ciento del total en el mismo periodo, lo que en cifras significan aproximadamente 88 mil millones de dólares anuales.

Por si esas cifras no bastaran, podemos agregar que nuestra industria automotriz genera impactos indirectos en 23 industrias diferentes, lo que solidifica su importancia en nuestra economía nacional.

En la actualidad, la industria automotriz tiene importante presencia en Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, San Luis Potosí, Estado de México, Aguascalientes, Jalisco, Morelos, Guanajuato, Puebla y Nuevo León.

Estas empresas, vienen generando más de un millón de empleos directos y 651 mil indirectos; lo que nos posiciona globalmente en el octavo lugar dentro del índice mundial de países productores de vehículos, y de cada 100 unidades producidas a nivel global, tres fueron ensambladas en México.

Si no podemos con lo más…menos podremos con lo menos

Cuando nos referimos al concepto de alta integración, significa que, en el marco vigente de nuestro Tratado de Libre Comercio, un automóvil ensamblado en nuestro país requiere forzosamente de contener un porcentaje determinado de componentes fabricados en al menos dos de los países de nuestros socios comerciales.

En los hechos, nuestra industria automotriz promedia una integración de componentes estadounidenses que ronda el 40 por ciento, lo que, aunado a los componentes mexicanos, cumple el requisito de integración regional del 62.5 por ciento del total del producto.

Sin embargo, el argumento central que pretende obligarnos a llevar ese porcentaje de contenido estadounidense hasta cifras superiores al 50 por ciento, y que ha sido la bandera del presidente Trump, es que, según sus cifras, esos componentes representan apenas un 18.1 por ciento del producto final.

Evidentemente esos datos a manera de “fake news” tratan de ocultar una realidad inobjetable: que nuestra industria automotriz es sumamente competitiva en el escenario de la globalización, lo que nos genera constantes superávits comerciales del sector específico con los Estados Unidos, los que llegaron a 70 mil millones de dólares el año pasado.

Al respecto, la estrategia del equipo negociador de los Estados Unidos encabezado por su representante de comercio, Robert Lighthizer, podría está buscando reforzar las normas de origen establecidas para no dejar entrar más piezas de vehículos desde Asia, sumado a un requisito de contenido específico sin precedentes para los vehículos hechos en México.

Por nuestra parte, estudios serios de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz refieren que el porcentaje de integración de productos norteamericanos ha ido en aumento durante los últimos años, ya que en el 2007 el porcentaje promediaba 30.9 por ciento, lo que significa un crecimiento de 10 por ciento en 10 años.

En ese mismo tenor, la AMA señala que incluso si esa integración llegara a la obligatoriedad de un 50 por ciento, aún estaríamos en condiciones de alta competitividad, pero más allá de esa frontera, el sentido del libre comercio perdería todo su significado.

No podemos seguir bajo esta óptica de que nuestro objetivo único y medible pueda ser la reducción de déficit comercial.

La añoranza por las épocas doradas de la industria automotriz norteamericana y la promesa de regresar esa industria a los niveles que alguna vez tuvo en su país, se constituyeron como uno de los principales ejes de la campaña de Trump, ya que considera que las pésimas negociaciones en el Tratado original, prácticamente habían orillado a su desaparición, por lo que para hacer Great America Again, los autos son esenciales, e incluso prometió un arancel del 35 por ciento del valor de los autos que ingresen a su país.

Lo que no ha dimensionado el presidente norteamericano, es que más allá del Tratado de Libre Comercio, están las reglas internacionales que, en el peor de los casos para nuestro país, alcanzarían un arancel del 8.3 por ciento sin el cobijo del Tratado.

Para el académico de la UNAM, Enrique Dussel, el escenario real para México dependerá de hasta donde quieran los norteamericanos estirar la liga, ya que aceptar un incremento en la integración de productos norteamericanos en nuestros vehículos, podría representar un costo mayor que aceptar pagar el arancel de 8.3 por ciento y estar en condiciones de libertad para una integración de componentes de países ajenos a Norteamérica.

Si bien es claro que una eventual salida del Tratado de Libre Comercio afectaría de manera significativa a la Industria Automotriz Mexicana, y a un elevado número de maquiladoras y productores indirectos, y que según la firma de consultoría norteamericana ImpactECON, ello podría ocasionar una disminución de hasta 3.5 por ciento de nuestra producción, con una pérdida de poco más de tres mil millones de pesos y más de 800 mil empleos directos e indirectos.

La realidad es que nuestra posición en la mesa de negociaciones debe considerar que la industria automotriz es la carta más alta de nuestra baraja, y que si cedemos en lo que representa nuestra mayor fortaleza, estaremos colocándonos en automático en una situación de desventaja en la negociación del resto de los apartados del Tratado.

Defender a nuestra industria más exitosa, representa defender al conjunto de los intereses de nuestra economía frente a las insensateces y ocurrencias proteccionistas del presidente de los Estados Unidos.

Podemos resumir lo que representa la industria automotriz mexicana en nuestra estrategia de renegociación del Tratado de Libre Comercio recurriendo a un viejo adagio que a la letra dice: “si no podemos con lo más, menos podremos con lo menos”.

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