Esta es la última carta que te escribo
Eufemia, por dos motivos: Porque
nunca me contestas y porque los carteros
tienden a desaparecer, la mayoría son
entrados en años y no veo que contraten
a ningún joven, la tecnología nos ganó.
Este próximo 12 de noviembre se celebra en México el día del empleado postal, el cartero, como lo conocemos, una celebración que cumple 87 años desde que fuera instituida por el presidente Pascual Ortiz Rubio.
Ese día los carteros son homenajeados algunas veces por las presidencias municipales y también por las instituciones educativas de nivel preescolar y nivel básico, las cuales se hacen presentes con las tradicionales mañanitas, regalos y poesías alusivas a esta celebración.
Por su parte los carteros corresponden con bocadillos y refrescos mientras se recuerda y se homenajea a los trabajadores con más antigüedad y a quienes ya se adelantaron en el camino.
Es una profesión que cada día se acerca más a su final, de hecho ya nadie o casi nadie escribe cartas, ahora ya todo es por medio de mensajes vida celular, los cuales son mas rápidos, sin costo, con charla inmediata y sin el sentimiento ni romanticismo de antaño.
Prueba de que ya todo ese oficio está desapareciendo se marca en las radiodifusoras locales las cuales diariamente recibían cientos de cartas, ya sea para dedicatorias, venta y compra de artículos, o reclamos a los alcaldes en turno, ahora ya no se recibe ninguna carta, ya también están desapareciendo las llamadas telefónicas, ahora los mensajes son vía WhatsApp y en un futuro inmediato otras tecnologías llegarán.
En la actualidad los carteros ya solo entregan correspondencia oficial, recibos de servicios, y algunas veces ya ni eso, pues las empresas cuentan con su propia mensajería, por ello en las oficinas postales ya solamente hay gente mayor de edad, no jóvenes y solamente es cuestión de tiempo y formas sindicales para que este servicio desaparezca por necesidad.
Sin embargo, es bueno recordar el silbato del cartero, los que tuvimos la oportunidad de disfrutarlo y ver como los carteros eran persegidos por los canes del barrio, por ello, a todos los “Jaimitos”, mil felicidades, y no mueran sin luchar.